El encuentro con los moderadores de las Asociaciones Internacionales de Fieles, movimientos eclesiales y nuevas comunidades, organizado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, tuvo lugar el 13 de junio de 2024 en el Aula Nueva del Sínodo (Ciudad del Vaticano). Estuvieron presentes una pluralidad de movimientos, entre ellos la Comunidad Magnificat, que es la última Asociación en recibir el reconocimiento pontificio.

La Milicia de la Inmaculada participó en la reunión, representada por el Presidente internacional Miquel BORDAS PRÓSZYNSKI, la Vicepresidenta internacional Margherita PERCHINELLI y el Asistente internacional Fray Gilson Miguel NUNES.
La jornada se desarrolló según el orden del día, que vio en primer lugar, la Celebración Eucarística en el Altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro, presidida por el Card. Kevin FARRELL Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.
A continuación tuvo lugar una audiencia con el Papa, quien subrayó la centralidad de la sinodalidad, que requiere un cambio espiritual interior para convertirse en un estilo eclesial; un largo camino que comenzó con San Pablo VI, el primero en abrir esta vía. Lo más importante de este Sínodo sobre la sinodalidad no es tanto tratar tal o cual cuestión, sino el camino parroquial, diocesano y universal sobre la sinodalidad. Con vistas a esta conversión espiritual, intentó rastrear algunas actitudes, algunas «virtudes sinodales» que pueden deducirse de los tres anuncios de la Pasión en el Evangelio de Mc 8,31; 9,31; 10,32-34:

  • Pensar según Dios: Tras el primer anuncio de la Pasión, Pedro, que debía ser un ejemplo y ayudar a los demás discípulos a ponerse plenamente al servicio de la obra del Maestro, se opone a los planes de Dios rechazando su pasión y muerte. Por tanto, debemos pasar del «mero pensamiento humano» al «pensamiento de Dios», teniendo en cuenta que antes de iniciar cada programa, tomar cada decisión, cada apostolado y cada misión, debemos preguntarnos siempre: ¿qué quiere el Señor de mí, pero sobre todo de nosotros como grupo? Recordando que el protagonista del camino sinodal es el Espíritu Santo; Dios es siempre más grande que nuestras ideas, por lo que debemos elevarnos siempre hacia Él.
  • Superar toda cerrazón: en el Evangelio de Mc 9,42-50 Juan se opone a un hombre que practicaba un exorcismo en nombre de Jesús pero no pertenecía al círculo de los discípulos, por lo que querían impedírselo. Jesús no aprobó su actitud e invitó a los discípulos a vigilar para no ser ellos mismos motivo de escándalo. Por ello, el Papa Francisco nos invitó a no encerrarnos en nosotros mismos, a no pensar que lo que hacemos es bueno para todos, a no pensar sólo en nuestro propio grupo y encerrarnos en nosotros mismos; éstas son las vallas que hay que derribar. La sinodalidad nos pide que miremos más allá, que nos dejemos afectar e incluso herir por el sufrimiento de los demás.
  • Cultivar la humildad: La conversión espiritual debe partir de la humildad y es un paso importante, hacer que no sea el “yo” sino el “nosotros” de la comunidad. Son los humildes los que superan las divisiones. Los movimientos eclesiales están al servicio de la Iglesia y hay que suprimir los movimientos cerrados. Hay que preguntarse: ¿mi pertenencia es a la Asociación o a la Iglesia?

Inmediatamente después de su discurso, para sorpresa de todos, el Papa Francisco saludó a cada uno de los participantes en este encuentro: fue un gran regalo para nosotros.
A esto siguió la introducción de la jornada a cargo del Card. Kevin FARRELL. Tras saludar y dar las gracias a todos por esta gran asistencia (incluidos los fundadores de algunos movimientos y asociaciones), señaló la importancia de acoger las razones del Papa para celebrar un Sínodo sobre la sinodalidad, que está en el corazón de la Iglesia. No se buscaba tratar conceptos específicos, ni cambiar conceptos doctrinales, sino suscitar en todos, pastores y fieles, el deseo de la sinodalidad. Esto requiere hombres y mujeres que tengan el hábito de dialogar, de escucharse mutuamente y de buscar juntos soluciones a los problemas.
El segundo aspecto que destacó fue el vínculo entre el Sínodo y el Concilio Vaticano II, afirmando que el Sínodo no es una novedad, sino una continuación de lo iniciado por el Concilio, en cuyo centro se encuentra la doctrina de la Iglesia como Pueblo de Dios, que subraya la dignidad y la misión comunes de todos los bautizados (cf. LG 10,13). Por ello, el Sínodo sobre la Sinodalidad pretende despertar al Pueblo de Dios, llamándolo de nuevo a su vocación e implicándolo en el proceso de discernimiento de la situación actual de la Iglesia y de asunción de nuevas responsabilidades a todos los niveles en la Iglesia. Es importante porque muchos de estos movimientos son fruto del Concilio, por lo que todos tenemos la importante tarea de redescubrir el diálogo, la confrontación y el apostolado compartido. Estamos llamados a ser un fragmento de sinodalidad en las parroquias, las diócesis y los organismos nacionales.

El tema elegido para este encuentro habla de sinodalidad y misión. Es un vínculo que podemos encontrar en Lumen Gentium 9. Vivir la sinodalidad en virtud de la misión no es un fin en sí mismo, sino un reto, porque solemos tender al individualismo. La sinodalidad, además, no consiste en poner a hombres y mujeres en lugares de poder en la Iglesia, ni en crear nuevos organismos dentro de la Iglesia porque esto acabaría clericalizando a los laicos, sino que debe servir para caminar juntos y encontrar caminos para nuevos impulsos de evangelización.

A continuación tuvieron lugar las dos ponencias principales:
La primera por el Prof. Rafael LUCIANI profesor de la Universidad Católica «Andrés Bello» de Caracas titulada: La misión como fuente de sinodalidad.
La segunda por la Dra. Elisa LISIERO, Funcionaria del mismo Dicasterio, titulada: La Sinodalidad y la Experiencia de los Movimientos.
Siguieron las diversas intervenciones y puestas en común de los participantes en la reunión, que fueron fuente de enriquecimiento para todos.
La conclusión de la reunión fue confiada al Card. Kevin FARRELL que reafirmó la importancia de las asociaciones en el seno de la Iglesia y agradeció a todos lo que hacemos por la Iglesia y en la Iglesia, aunque muchas veces no se pueda actuar sin el permiso del Obispo, que debe colaborar sin poder cambiar el carisma.  Para caminar juntos, necesitamos el diálogo y el encuentro con la dirección del movimiento. Como movimientos católicos, el Prefecto nos instó a trabajar juntos y a transmitir la fe de una generación a otra a través del contacto personal, como hicieron los primeros cristianos. Tenemos que trabajar de forma diferente, no enviando “mensajitos”. Lo que cambia vidas es el contacto con la gente contándoles nuestra propia experiencia.

Margherita PERCHINELLI.