Días después de la grave explosión en Beirut – Líbano, que mató a 158 personas e hirió a miles, jóvenes y frailes de la Parroquia Franciscana Conventual de la ciudad siguen trabajando para limpiar los escombros.

Un grupo de jóvenes Scouts de la parroquia de San Antonio de Padua en el distrito Sin-El-Fil de Beirut, respondieron a la explosión del martes 4 de agosto de 2020, colaborando en las labores de socorro. Armados con palas, escobas, baldes y guantes de trabajo, más de 50 jóvenes se unieron a miles de otros voluntarios para limpiar hogares, escuelas y comercios que fueron destruidos por la explosión, supuestamente causada por 2,750 toneladas de nitrato de amonio almacenado en modo inadecuado en el puerto de Beirut.
Después de barrer y sellar las ventanas rotas de su iglesia, a casi 3,7 kilómetros de la explosión, los frailes de la Parroquia de San Antonio unieron fuerzas con sus jóvenes para llegar hasta los más necesitados.
“Charcos de sangre seca mancharon las escaleras de un apartamento en el cuarto piso de una pareja de ancianos en el barrio de Mar Mikhael”, dijo uno de los frailes que trabajaba con los jóvenes. «El marido no pudo sacar a su esposa herida de su casa; tuvo que esperar a que llegaran unos amigos del otro lado de la ciudad». El dormitorio de la pareja era un desorden de marcos de ventanas destrozados y fragmentos de vidrio, con las puertas del armario arrancadas de sus bisagras y arrojadas sobre la cama. Manchas de sangre salpicaron las paredes y el suelo del apartamento.
«Insistí en que nos tomáramos el tiempo para limpiar la sangre seca», dijo una líder Scout, Lea SAYEGH, pensando en el posible regreso de la anciana ahora hospitalizada al departamento. «Si volviera a casa después de su larga estadía en el hospital y viera su propia sangre en las escaleras y en las paredes, podrían regresar a su memoria tan horribles recuerdos».
Aunque estaba en pésimas condiciones, esta casa en realidad estaba mejor (su estructura general todavía estaba intacta) que muchos otros edificios donde trabajaban los Scouts y los frailes. Los daños se produjeron hasta nueve kilómetros del centro de la explosión, dejando a unas 300.000 personas sin hogar.
En el distrito pobre de Karantina en Beirut, cerca del puerto donde ocurrió la explosión, la situación era terrible. La explosión arrancó el exterior de los edificios más cercanos y provocó el colapso de las paredes interiores de las estructuras más distantes. Muchos de los residentes pobres del vecindario continuaban viviendo en las casas menos dañadas. Los voluntarios fueron guiados al interior de éstas para ayudar a remover escombros y limpiar.
A pesar del horror de la destrucción, el estado de ánimo de los Scouts reflejaba esperanza, incluso alegría.
«El primer día [después de la explosión], no pudimos salir a limpiar y nos sentimos inútiles, incluso deprimidos, porque como Scouts estamos acostumbrados a ser ‘prácticos’ y ayudar a todos», dijo el líder del grupo, Karen NASR. “Pero ayudando como voluntario por las calles, sientes que estás haciendo un cambio, no importa cuán joven seas; limpiando una casa o consolando a alguien, te sientes mejor. Te sientes solidario con todos y eso te impulsa a hacer más, a dar más”.
Este grupo de voluntarios también compartió parte de su motivación, para ayudar a otros a hacer frente a sus propias pérdidas: NASR y SAYEGH perdieron temporalmente sus trabajos en la explosión, cuando el hotel en el que trabajaban fue alcanzado por la misma. NASR no estaba en el trabajo ese día, pero SAYEGH estaba presente en el vestíbulo del hotel cuando la explosión golpeó el edificio. Las casas de más de la mitad de los Scouts involucrados en el rescate, dijo NASR, resultaron dañadas por la explosión.
«La mayoría de nosotros seguramente estamos experimentando un shock», comentó NASR, reflexionando sobre el nivel de sufrimiento que su país ha experimentado históricamente. «La generación de mis padres está acostumbrada a la guerra, el terrorismo y las explosiones, pero nosotros los jóvenes no. Entonces, este tipo de trabajo de socorro nos ayuda a lidiar con el impacto, a superarlo».
Finalmente, los Scouts sintieron la necesidad de ofrecerse como voluntarios debido a que el gobierno estaba proporcionado muy poca ayuda –dijeron-, incluso estaba siendo muy lento en la remoción mínima de los desechos causados por la explosión.

El Obispo del Líbano pide ayuda espiritual, política y económica a cristianos de todo el mundo

La corrupción y el bloqueo gubernamental ya habían provocado una crisis económica y protestas populares en el país, que comenzaron en octubre de 2019.
«Ahora esta explosión ha puesto de manifiesto aún más la corrupción y la negligencia del gobierno», comentó el Vicario Apostólico de Beirut, Mons. César ESSAYAN OFMConv, en una entrevista brindada a los hermanos conventuales.
El Obispo del Líbano ha pedido ayuda económica y espiritual a los cristianos de todo el mundo.
«El país necesita apoyo financiero para recuperarse», dijo el obispo ESSAYAN al abordar las necesidades inmediatas de su pueblo que sufre. «Todos deben colaborar: ONG, Caritas, Cruz Roja e iglesias».
A nivel espiritual, el obispo enfatizó que una reparación de décadas de corrupción gubernamental, sólo podría lograrse mediante un cambio de mentalidad de cada libanés.
«La verdadera conversión del corazón sólo puede provenir de la oración», dijo el propio Mons. ESSAYAN, ofreciendo un análisis de la crisis de su nación que hunde sus raíces en lo que él llamó una mentalidad de «esclavitud». “El Papa Juan Pablo II definió el país del Líbano como un ‘mensaje de libertad’ donde diferentes grupos religiosos intentan convivir. En parte, le dio al Líbano una vocación. Pero, ¿los ciudadanos libaneses de hoy realmente queremos eso? Para ello tenemos necesidad de la oración».

Fray Andrew Jeylan HOCHSTEDLER