Acaba de concluir la edición 2024 de la escuela de verano “Percorsi Assisi”, una iniciativa del Sacro Convento de Asís en colaboración con siete universidades italianas: Federico II de Nápoles, Luiss de Roma, Politécnico de Milán, Universidad de Perugia, Universidad de Parma, Universidad de L’Aquila y Universidad Politécnica de Las Marcas.
El tema de esta quinta edición fue “Ética y desarrollo tecnológico. Sinergias para generar el futuro”. De hecho, durante más de una semana, unos 50 estudiantes de toda Italia y de distintas procedencias académicas, guiados por los tutores de las Universidades asociadas, se reunieron con profesores (laicos y religiosos) expertos en la materia. Las conferencias presenciales, el tiempo de debate en el aula y el fuerte enfoque dialógico y creativo del estudio a través del trabajo en equipo y por proyectos, permitieron a los jóvenes profundizar en su comprensión de la dinámica y difícil relación entre la aceleración exponencial del desarrollo tecnológico y la naturaleza problemática de las cuestiones éticas implicadas. No sólo eso, conocer la belleza artística y teológica de las Basílicas y la riqueza cultural de la Biblioteca del Sacro Convento, abrió una sana contaminación con la espiritualidad y la cultura de los franciscanos, creando una buena sintonía y sinergia también con los frailes que conocieron.
La cuestión, como subrayaron muchos conferenciantes, no es tanto si nos convertiremos en cyborgs o si las máquinas suplantarán por completo a los humanos, sino más bien cuál es el rostro del hombre en esta nueva revolución cultural y técnica para no sucumbir ante nosotros mismos, los inventores de las máquinas. La cuestión en el centro del diálogo y el debate es y sigue siendo exquisitamente antropológica: ¿Quién es el hombre? ¿Cómo llegar a ser y seguir siendo humanos? ¿Qué principio rige las relaciones entre los hombres, con la casa común, entre estados, religiones, culturas diferentes, fuerzas económicas…? ¿Cómo podemos atravesar positivamente la soledad que conllevan estas tecnologías?
Frente a la posible respuesta apocalíptica o distópica (de la que la clase tuvo una interesante visión a través de la reciente producción cinematográfica) o frente a la explotación maligna de las crisis (como ilustró el Fiscal antimafia Nicola GRATTERI hablando de cómo las mafias utilizan y desarrollan las tecnologías), los franciscanos tienen una importante tarea: interceptar y comprometer al mundo secular, especialmente a los jóvenes, con un nuevo lenguaje (¿quizás por descubrir o inventar?) que no sea pedante ni gritón sino creativo, sabio y competente.
Es el lenguaje de la libertad, del don y de la bendición, como destacó Fray Michael LASKY al dirigir un seminario en la Basílica Superior. Este lugar de luz, espiritualidad y cultura, enraizado en la tradición bíblica, en la profundidad de San Buenaventura y en el genio de los artistas que lo decoraron, no sólo cuenta la historia de San Francisco y de los peregrinos del pasado, sino que nos invita a captar esa bendición que el Altísimo buen Señor ha extendido a toda la humanidad de todos los tiempos. Esta dignidad del hombre querido y libre, de la que Dios mismo es garante, es la buena nueva que debe informar la cultura actual.
Además de la alegría de haber vivido una edición exitosa, rica en contenidos y relaciones que socavaron los preconceptos mutuos, ¿qué podemos decir de haber aprendido? Que aún es posible caminar en el surco de la gran tradición cultural conventual, creando y alimentando un espacio libre en el cual -como decía Ireneo de Lyon del Verbo de Dios- conocer el mundo de quienes lo habitan y en diálogo con quienes lo viven, investigando sus dinámicas con sabiduría evangélica y bendito esfuerzo, señalando las trampas que menoscaban la dignidad humana y haciendo brillar la belleza que “de ti, Altísimo, lleva significación”.
Fray Emanuele RIMOLI, Director de la Escuela de formación “Percorsi Assisi”