sábado, 20 abril 2024

CARTA ABIERTA A TODAS LAS FRATERNIDADES DE LA ORDEN

DE PARTE DE LOS FRAILES REUNIDOS EN CAPÍTULO GENERAL EXTRAORDINARIO 2018
PARA LA REVISIÓN DE LAS CONSTITUCIONES

“Y después que el Señor me dio hermanos,
nadie me ensañaba qué debería hacer,
sino que el Altísimo mismo me reveló
que debería vivir según la forma del santo Evangelio”.

(Test 14: FF 116).

Queridos hermanos ¡el Señor les dé Su paz!

Nosotros, los hermanos convocados al 201º Capítulo general extraordinario para la revisión de las Constituciones, llegados al término de esta experiencia (24 julio-26 agosto), deseamos hacer llegar a cada uno de los 604 conventos de la Orden esparcidos por el mundo, nuestro saludo y mensaje. Somos 112 hermanos provenientes de 64 países, de los cuales 83 vocales y 29 comprometidos en la secretaría (traductores, intérpretes, animadores litúrgicos). Nuestra intensa experiencia se ha llevado a cabo en Nemi, en el Centro “Ad Gentes” de los Misioneros del Verbo Divino, en un contexto paisajístico envuelto en la belleza –y la providencial brisa vespertina- de las Colinas Romanas (Colli Romani) que se reflejan en los lagos de origen volcánico de Nemi y Albano, treinta kilómetros al sur de Roma.

Al inicio nos preguntábamos qué habríamos hecho durante 5 largas semanas aquí en Nemi; después, poco a poco, fue naciendo la conciencia de formar parte de un Capítulo “histórico” que, en las Constituciones por revisar, tocaba con sus manos el precioso instrumento que narra nuestra identidad franciscana y que puede favorecer la renovación de nuestra vida. Ésta clara percepción ha merecido todo nuestro esfuerzo realizado de escucha-diálogo-discernimiento, así como nos había animado a vivir nuestro hermano Obispo Fray Roberto Carboni durante el día de retiro, sobre todo a partir de la oración comunitaria, la cual ha marcado el ritmo de los días y ha sido abundante y plurilingüe, incluida la propuesta del rezo cotidiano del Rosario y la Adoración Eucarística de las 21:00 hrs. Tanto en la iglesia como en el aula hemos respirado con los dos pulmones de la Iglesia, asiendo del tesoro de la tradición de oriente y de occidente. Hemos experimentado la gracia de la fraternidad valorando cotidianamente los diversos momentos de encuentro, de trabajo y de fiesta. En el momento de los alimentos, en la sala capitular, en las recreaciones y en las salidas en fraternidad, hemos gustado la diversidad como riqueza de la Orden, percibiéndonos como un “laboratorio” de fraternidad internacional.

Nuestro intenso trabajo ha sido precedido por un grupo de frailes que ha trabajado, desde la decisión del Capítulo general ordinario del 2007 de revisar las Constituciones, en la reflexión y elaboración del Instrumentum laboris predispuesto para este Capítulo. Queremos dar un reconocimiento al mérito del CERC (Comité Ejecutivo para la Revisión de las Constituciones), que ha redactado los 620 parágrafos del Instrumentum, sorbiendo a su vez de los apreciados aportes recibidos de todas las comunidades del mundo y de la CIRC (Comisión Internacional para la Revisión de las Constituciones). El Ministro general Fray Marco Tasca con su Definitorio han acompañado este largo recorrido. Once años de sabio trabajo –especialmente para el CERC- no son pocos; todo nuestro agradecimiento para estos hermanos.

Nuestro aporte al Capítulo extraordinario ha consistido en examinar los 620 parágrafos del Instrumentum con el siguiente modus procedendi: lectura-reflexión-discusión-votación de cada singular parágrafo, con la posibilidad de proponer textos modificados (iuxta modum). Diversas comisiones convocadas prácticamente todos los días, han contribuido para el buen andamiento del Capítulo: la Comisión Central (lectura y examinación de cada texto propuesto), la Comisión de Juristas (para los aportes jurídicos) y, en cabina de dirección, el Consejo de Presidencia, que ha guiado el entero proceso.

En el aula capitular no faltaron las tensiones, especialmente sobre algunos parágrafos, por todo lo que representan, a partir de la sensibilidad y la cultura de cada jurisdicción. Así, nos hemos ejercitado en la escucha, el diálogo y la búsqueda de horizontes comunes, respetuosos del carisma y anteponiéndolo a los puntos de vista personal y nacionales.

A partir del buen clima fraterno que poco a poco se fue creando aquí en Nemi, hoy queremos entregarles algunas obtenciones que nos han hecho bien, aquí en Capítulo.

Antes que nada, hemos redescubierto que la fraternidad, para que no sea una palabra vaga, nace de la voluntad del encuentro y de la escucha del hermano, de su historia, de su vocación, de su cultura, de su profundo sentir, así como del común discernimiento de cómo queremos vivir hoy el carisma franciscano, entre memoria agradecida y mirada hacia adelante. Escucha, discernimiento y al final, decisión compartida del camino que invocamos, para encarnar hoy el Evangelio con el corazón de Francisco y de nuestros santos, a la luz de la tradición de nuestra Orden. Para esto hemos sido convocados al Capítulo, y ustedes, hermanos, nos han delegado para aprehender aquello que es “constitutivo” de nuestra vocación, más allá de toda latitud y longitud de nuestras jurisdicciones. Nos hemos repetido muchas veces la importancia: del comunicar, que logra reunir las diferencias, a veces fuertes, que existen entre nosotros, sin negarlas; de la escucha, que no busca convencer al otro, y el vivir con un corazón libre; de la vida cotidiana y concreta (nuestra y de la gente), como meta y lugar donde recae cada decisión nuestra. Sonriendo también nos hemos dicho que no estamos rescribiendo el Evangelio, tampoco las Constituciones (¡ya existen!), sino que las estamos revisando, mirando con esperanza el presente y el futuro; sobre todo, mirando hacia adelante con una inmensa fe en el Señor Jesús, Señor de la Historia.

En particular, al vivir juntos más de cien frailes provenientes de más de sesenta países del mundo, y escrutando la geografía de la Orden así como la “aldea global” en que habitamos, nos parece fuerte la llamada a pasar de la multiculturalidad (dato de por sí evidente y externo) a la interculturalidad, o bien, al encuentro que une las diferencias y los dones de cada cultura en el nombre del Evangelio y de la común vocación franciscana, con el fin de in-culturarse en el nosotros-aquí-ahora donde la obediencia nos pone. Un fundamento seguro es la comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, de la cual ha nacido la Iglesia y, en su seno, la fraternitas del padre San Francisco. De esta conciencia nace la continua incitación para re-formar, es decir, dar nueva forma a nuestra vida con fidelidad creativa, a nuestra identidad franciscana.

¿Cómo vivir este itinerario? En las nuevas Constituciones notarán una continua referencia a los Escritos del Seráfico Padre y a las Fuentes franciscanas. Hemos “recuperado” la experiencia del hermano Francisco, personal y con sus frailes, porque en ella encontramos su camino de conversión, de discípulo, de hermano universal, enamorado del Señor Jesús “humanado” y “apasionado” por amor nuestro. También está nuestra vocación, que nos ha traído hacia esta aventura de seguimiento; está sobre todo la belleza de nuestra vida casta-pobre-obediente, como la de Jesús y Francisco, la frescura del Evangelio, la alegría de la fraternidad, la premura del anuncio misionero; está la alegría del carisma aún antes que de la ley, la vida antes que el derecho (que también debe estar, ¡pero que debe brotar de la experiencia personal con el Señor que nos ha marcado!). Está la provocación al crecimiento, a no detenerse, en una formación continua que inicia desde los primeros pasos en esta forma de vida y hasta cuando la “hermana muerte” nos llevará al abrazo con el Padre “omnipotente, eterno, justo y misericordioso” (cfr. FF 233). ¡Qué estupendo es nuestro camino de sequela (discipulado) siguiendo las huellas del hermano Francisco, en la progresiva conformitas (conformación) con Jesús, nuestro único Señor!

No obstante la bondad de la fraternidad y también del lugar, no les escondemos la fatiga que comporta estar por un mes entero en Capítulo inmersos en un intenso ritmo, a menudo repetitivo, lejos de nuestras Provincias, privándonos de algunos días de vacaciones (por otra parte, ninguno de ustedes nos ha envidiado esto). Pero igualmente, nos ha siempre sostenido y animado el saber que todo cuanto hemos buscado de hacer tiene un sentido, con la ayuda del Espíritu Santo, por el bien de la Orden, para su re-forma. Nos hemos dejado guiar por la visión de la Orden que soñamos de aquí a los próximos 50 años, por la profecía de una vida que se renueva para tener alas de esperanza, y no quedarnos solamente como custodios de nuestras santas raíces. El texto de las Constituciones que recibirán entre sus manos no será ciertamente perfecto, probablemente ni siquiera en la forma, pues resiente de nuestras reflexiones, discusiones y también tensiones. Pero deseamos que en ellas puedan percibir algunos valores importantes, en vista de la re-forma de nuestra vida, y que éstos puedan hacerla nueva: la centralidad de la fraternidad que vive el Evangelio con fidelidad al carisma recibido y la creatividad profética que sale en misión, que prefiere a los pobres y acoge los desafíos de nuestro mundo con un estilo de minoritas y de don/entrega de sí mismo, que no se encierra en el propio bienestar (particularismo conventual y provincial) sino que se abre a las necesidades de la Fraternidad más amplia y de la Iglesia, sintiendo la Orden como Familia nuestra en la “aldea” del mundo (interculturalidad e inculturación, solidaridad y cooperación).

Justo aquí en Nemi, donde la mirada abarca desde el lago hasta la llanura moteada de aldeas y hasta el mar, en la casa de los Misioneros del Verbo Divino que nos hospeda, trabajó la comisión que dio a luz, en el Concilio Vaticano II, el decreto “Ad Gentes”, sobre la actividad misionera de la Iglesia (7 de diciembre de 1965), el cual ha sido un impulso valeroso para una Iglesia caminante por las calles de este mundo, para llevar el anuncio del Evangelio. Como Orden, deseamos que las nuevas Constituciones nacidas en este mismo lugar, en este Capítulo general extraordinario, sean para cada una de nuestras fraternidades, un impulso para caminar “ad gentes”, “en salida”, “en las periferias existenciales”, en la “casa común” de la creación, como nos exhorta el Papa Francisco. Que sean, sobre todo, re-forma para nuestra vida, para que nuestra adhesión al Señor Jesús y nuestro servicio a la Iglesia y al mundo como Frailes Menores Conventuales, lleguen a ser siempre más auténticos. Por esto, nosotros frailes capitulares, les pedimos tomar en mano las nuevas Constituciones, haciendo de ellas una ocasión de reflexión y, sobre todo, de propuesta de una vida nueva.

Padre misericordioso, concédenos por la fuerza incandescente del Espíritu Santo, poder seguir las huellas de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como lo ha hecho el hermano Francisco y su fraternidad, renovando y actualizando la pasión por el seguimiento. Dónanos de agradecerte y servirte con gran humildad, cada día y en cada lugar, para poder finalmente llegar a ti, Altísimo, omnipotente y bueno, conformados a tu Hijo, para darte gracias por la eternidad (cfr. FF 233. 263).

Nemi-Roma, 26 de agosto de 2018
Los hermanos del CCI Capítulo general extraordinario

CARTA ABIERTA A TODAS LAS FRATERNIDADES DE LA ORDEN
DE PARTE DE LOS FRAILES REUNIDOS EN CAPÍTULO GENERAL EXTRAORDINARIO 2018
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