El 14 de junio de 2025, en Harmęże y Oświęcim, se honró la memoria de los 728 polacos deportados al campo de concentración de Auschwitz hace 85 años por la Alemania nazi.

La ceremonia contó con la presencia de 10 sobrevivientes de Auschwitz, la dirección del Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau, representantes de la Orden Franciscana y Salesiana, miembros del clero diocesano, delegados del Presidente de la República de Polonia, integrantes del cuerpo diplomático, autoridades estatales y locales, la comunidad romaní, instituciones nacionales, asociaciones, fundaciones, organizaciones sociales, además de ciudadanos que quisieron rendir homenaje a las víctimas del nazismo.
En el Centro San Maximiliano en Harmęże, se celebró una Misa en sufragio de los prisioneros del primer transporte, presidida por el Obispo de Bielsko-Żywiec, Mons. Roman PINDEL. Entre estos prisioneros se encontraban soldados de la campaña de septiembre (militares polacos que lucharon durante la invasión de Polonia por parte de la Alemania nazi, iniciada el 1 de septiembre de 1939, hecho que marcó el comienzo de la Segunda Guerra Mundial), miembros de organizaciones clandestinas independentistas, estudiantes de secundaria y universitarios, así como judíos polacos.
En su homilía, el Obispo reflexionó sobre el conocido lema “Arbeit macht frei” (“El trabajo hace libre”), colocado en la entrada del campo, definiéndolo como una distorsión cínica del Evangelio.
Queridos hermanos y hermanas, hoy nos preguntamos sobre el significado de la frase ‘Arbeit macht frei’, que en realidad es una falsificación de un pasaje del Evangelio: ‘Si ustedes permanecen fieles a mi Palabra, serán verdaderamente mis discípulos: conocerán la verdad y la verdad los hará libres’ (Jn 8,31b-32). La sustitución de la palabra ‘verdad’ por ‘trabajo’ es significativa, y la llevaron a cabo personas que no buscaban la verdad, sino una ideología anticristiana, muchos de ellos profesando ateísmo o antisemitismo. La perversidad de esta alteración radica en dar una falsa esperanza y en burlarse cínicamente de los hombres víctimas de la brutalidad nazi, condenados a morir a través del trabajo mismo.”
El Obispo también recordó el testimonio de Kazimierz ALBIN, prisionero del primer transporte (matrícula n.° 118), quien evocó el día en que el cartel fue colocado sobre la puerta del campo:
Un día, era 1940, salimos a trabajar y la entrada aún estaba ‘vacía’. Volvimos por la noche y vimos esa inscripción, que dominaba el campo. Nunca olvidaré ese momento. (…) Estábamos aterrorizados por el cinismo de los nazis. Escribieron: ‘El trabajo hace libre’, pero ya habíamos experimentado en nuestra propia piel que el trabajo en Auschwitz sólo era un método para exterminar a los prisioneros. Así, pronto formulamos un dicho triste: ‘Arbeit macht frei durch den Schornstein’, es decir, ‘El trabajo hace libre… a través de la chimenea’.”
El Obispo PINDEL advirtió sobre el peligro de utilizar la autoridad de Dios de manera instrumental para engañar, falsificar su enseñanza o dar una apariencia religiosa a palabras que en realidad son falsas, engañosas o cínicas.
Después de la Eucaristía, los participantes visitaron la exposición monumental “Klisze pamięci. Labirynty” (“Fotogramas de la memoria. Los laberintos”) en los sótanos de la iglesia franciscana. Esta obra, creada por el ex prisionero del primer transporte Marian KOŁODZIEJ (matrícula n.° 432), relata la tragedia vivida en los campos de exterminio.
Posteriormente, las celebraciones se trasladaron a Oświęcim, frente al edificio del antiguo Polski Monopol Tytoniowy (Monopolio Polaco del Tabaco), que hoy alberga la Universidad Estatal de la Pequeña Polonia en honor al Capitán Witold PILECKI. En ese lugar, el 14 de junio de 1940, los oficiales de las SS (escuadrones especiales nazis) pusieron en cuarentena a los prisioneros del primer transporte. Las delegaciones presentes colocaron coronas de flores bajo la placa conmemorativa instalada en el edificio escolar en memoria de los deportados.
La última etapa de la conmemoración tuvo lugar en Auschwitz I, donde, frente al Bloque 11, se entonó el himno nacional polaco y se depositaron coronas de flores y velas encendidas junto al “Muro de la muerte”, en homenaje a todas las víctimas de la Segunda Guerra Mundial. Los sacerdotes presentes también rezaron en la celda donde murió San Maximiliano M. Kolbe.
Finalmente, el director del Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau, el doctor Piotr M. A. CYWIŃSKI, leyó las cartas enviadas a los participantes por el presidente del Parlamento polaco, Szymon HOŁOWNIA, y la ministra de Cultura y Patrimonio Nacional, Hanna WRÓBLEWSKA.

Fray Jan M. SZEWEK.