Fratelli tutti (Hermanos todos) es la Encíclica para diseñar y soñar un mundo nuevo, inclusivo y fraterno. Una vez más el Papa Francisco se ha inspirado en San Francisco de Asís: después de haber tomado su nombre, es esta la segunda Encíclica –la otra es la Laudato Si’- inspirada en el Pobrecillo de Asís. También es muy significativo que haya decidido firmar este documento sobre la tumba del Santo, a conclusión de la Misa celebrada el 3 de octubre de 2020 en la cripta de la Basílica de San Francisco.

Fratelli tutti, título e íncipit sacado de las “Admoniciones” de Francisco de Asís, es un gran proyecto universal, un compromiso de vida y de servicio, una invitación a la fraternidad y a la amistad social, derribando cada muro para construir puentes de hermandad, solidaridad y justicia. El Papa Francisco encuentra un modelo para ello en el hermano Francisco, en su voluntad de dialogar también con el “diverso” (citación del episodio del encuentro con el Sultán Malik AL-KAMIL). Un hombre, Francisco, en el cual “la fidelidad a su Señor –se lee en la Encíclica- era proporcional a su amor a los hermanos y a las hermanas” (n. 3). Francisco de Asís, entonces, como testigo del diálogo –primer paso para construir relaciones-, “no hacía la guerra dialéctica imponiendo doctrinas, sino que comunicaba el amor de Dios” (n. 4), “un padre fecundo que despertó el sueño de una sociedad fraterna” (n. 4), autor de aquella minoridad que nos vuelve pequeños ante toda creatura.
En la Encíclica, estructurada en ocho capítulos, se recogen muchas reflexiones del Papa ya conocidas sobre la fraternidad y la amistad social, una especie de summa de su visión del mundo escrita en palabras y acciones de este pontificado propenso a la búsqueda del diálogo (pensemos al encuentro en Abu Dhabi y al documento sobre la hermandad, firmado junto con el Gran Imam Ahmad AL-TAYYEB), destinado a recuperar y construir la relación fraterna con el otro. Aún más en un momento difícil como este que hoy atravesamos a causa de la pandemia, ocurrida mientras que el Papa Francisco escribía la Encíclica y que se volvió un ulterior punto de reflexión acerca de la indispensabilidad de una visión global del camino de la humanidad. ¿Cómo no pensar al momento extraordinario de oración del 27 de marzo pasado, en pleno lockdown, con aquella invocación de ayuda dirigida a Dios emitida en todo el mundo desde una plaza San Pedro desierta, mojada por la lluvia y cubierta por un velo de común desconcierto?
Hoy como siempre, el Papa Francisco evidencia cómo todos vamos en la misma barca, cómo el Covid-19 ha destruido muchas falsas seguridades y cómo, para salir de las turbulentas aguas, sea más necesaria que nunca una sinergia, recordándonos que “nadie se salva solo” (n. 32) y que resulta indispensable un replanteamiento de los estilos de vida, de las relaciones, de la organización de la sociedad y de nuestra existencia.
Pero, ¿cómo se debe proceder en este contexto, cómo encontrar el inicio de tan enmarañada madeja, cómo salir de una crisis multifacética y recuperar un sano equilibrio mundial? Fratelli tutti representa una especie de mapa en el cual se señalan tantos precipicios y callejones sin salida, pero también el camino para alcanzar un renovado orden del mundo, caracterizado por una nueva visión que debe partir desde cada uno de nosotros. Un sueño común para que se pueda soñar “como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos” (n.8).

Artículo completo en italiano: https://www.seraphicum.org/news_scheda.asp?ID=1295#centro.

 Elisabetta LO IACONO, Oficina de prensa Seraphicum.