En la 37ª Jornada Mundial de la Juventud, del 1 al 6 de agosto de 2023, cuatro hermanos del Seraphicum y pertenecientes a distintas nacionalidades: Fray Arun MANGALY (WILSON), Fray Erik MATEJAK, Fray Windpidisda-Alain ZOUNGRANA y Fray Nicolas ABOU ANNY, representaron espléndidamente a nuestra Orden en el escenario de la Feria de las Vocaciones, conocida como la ciudad de la alegría, situada en el Jardim Vasco da Gama en Belém, Lisboa.

Durante los cuatro primeros días de la JMJ, el objetivo primordial fue simple y valioso: promover auténticos encuentros con Cristo. Alrededor de un millón y medio de jóvenes participantes tuvieron la oportunidad de entrar en más de 150 casas, que representaban a diversos movimientos, asociaciones, comunidades, órdenes religiosas y proyectos sociales. Este increíble encuentro con la variedad de carismas que salpican el jardín de la Iglesia les permitió encontrarse cara a cara con diferentes experiencias de auténtica alegría cristiana. Estos momentos les inspiraron a emprender su camino personal como respuesta a la llamada de un Dios que llama a cada uno por su nombre.
En la atmósfera sencilla y profunda de estos encuentros, los hermanos del Seraphicum se encontraron con las oleadas de jóvenes procedentes de todos los rincones del mundo, que invadieron Lisboa con una energía contagiosa. Muchos de ellos se detuvieron a hacer preguntas sobre Dios, Cristo, la fe, los santos, nuestra Orden, la vida religiosa y nuestra vocación. En otras palabras, preguntaban por qué uno elige hacerse fraile y dejarlo todo atrás. Muchos necesitaban ser escuchados, mientras que otros estaban deseosos de escuchar a los frailes. No fueron pocos los que unieron sus manos a las de los hermanos, compartiendo oraciones y abrazos.
Las pequeñas estampas que se distribuyeron, con figuras como Francisco, Clara, Antonio, Maximiliano Kolbe, José de Cupertino y Beatriz de Silva, en diferentes idiomas, sirvieron de preciosos puentes para romper el hielo y establecer un auténtico diálogo. La gente deseaba recibirlos como recuerdo, algunos los buscaban para conocer mejor las historias de los santos elegidos, mientras que a otros les apasionaba escuchar los momentos más destacados de sus extraordinarias vidas.
En conclusión, este servicio invistió a los hermanos de nuevas fuerzas y energías, e impregnó a todos de inmensa alegría e infinita gratitud. Esta experiencia les ha enriquecido con nuevas perspectivas. La invitación del Papa Francisco a los jóvenes «no tengáis miedo», repetida muchas veces durante esos días, pero también con fuerza durante la Misa conclusiva, infundió en ellos la conciencia de vivir esta invitación como jóvenes hermanos. No deben tener miedo de estar entre personas que quieren encontrarse con ellos, los hermanos, y que quieren encontrarse con Jesús a través de su vida entregada.

Los hermanos del Seraphicum