Con ocasión de su nombramiento episcopal, los dos nuevos Arzobispos: Fray Martin KMETEC y Fray Dominique J. MATHIEU, han concedido una entrevista al mensual croata Veritas-Messaggero di Sant’Antonio.

Los dos prelados, en un cordial coloquio con los enviados de Veritas, han hablado de su vocación misionera, de la experiencia en Medio Oriente, del diálogo ecuménico e interreligioso, de la visita del Papa Francisco a Irak, de la vida de los cristianos presentes en esta región, de los desafíos que deberán enfrentar como nuevos pastores en sus Diócesis, de su pasión por los idiomas y de otros temas interesantes.
Ocho siglos atrás, en medio a los continuos conflictos, el Santo de Asís quiso encontrarse con el líder musulmán en Egipto. Incluso siendo un acto muy arriesgado y de éxito incierto, Francisco realizó el viaje con humildad y valentía, y el Sultán reconoció la benevolencia de su gesto. El Papa Francisco, tomando inspiración de nuestro Santo, ha querido visitar las tierras del Medio Oriente para alentar a los cristianos que habitan en la región, pero también para encontrarse con los líderes musulmanes actuales y promover así la fraternidad humana. Los franciscanos han estado presentes en ese lugar por más de ocho siglos, y es por eso que no les ha sorprendido la decisión del Pontífice de mandarlos a ellos precisamente como cabezas de algunas Diócesis como Beirut, Jerusalén, Esmirna y Teherán.
Fray Martin Arzobispo de Esmirna y Fray Dominique Arzobispo de Teherán, como miembros de la Custodia provincial de Oriente y Tierra Santa, conocen bien la situación en esa área histórico-geográfica. En la entrevista también afirmaron que el 33º viaje apostólico del Papa Francisco en Irak es importante sobre todo para ese país, pero también es un estímulo y un signo de esperanza para los cristianos en todo el Medio Oriente. Al mismo tiempo, es un paso adelante en la promoción de la fraternidad humana con los hermanos musulmanes.
Los dos Obispos hablaron de la importancia y los desafíos del diálogo ecuménico e interreligioso. Aun tratándose de un gran valor, explica Fray Dominique, “en Oriente, la fuerte pertenencia al propio grupo no facilita la unidad y mantiene viva la segregación”. A pesar de ello, se producen encuentros ecuménicos e interreligiosos que, como observa Fray Martin,  “son muy positivos, pero lamentablemente a menudo se ven obstaculizados por los problemas y tensiones político-sociales”. Fray Martin ha expresado su satisfacción de que los hermanos de la Custodia de Oriente han contribuido mucho en la promoción del diálogo en esta región.
Respondiendo a la pregunta de cómo han reconocido la vocación misionera, ambos afirmaron que ya la sentían mucho antes de partir. Fray Martin narra que siendo estudiante había “soñado con ir a otros países, no por una aventura sino para anunciar a Cristo”. Este deseo de misión culminó cuando, seis años después de haber sido ordenado, leyó en el Fraternus Nuntius la invitación del Ministro general Fray Lanfranco SERRINI para ir a ayudar a los hermanos en Líbano. Por otro lado, Fray Dominique, habiendo terminado su servicio en Bélgica y Europa Central, pidió ir al Líbano. También Él da testimonio de cómo desde su infancia, siempre se ha sentido “fascinado por los nuevos mundos y, una vez religioso, casi siempre ha estado cerca del mundo islámico”.
Además, ambos compartieron sobre la situación de sus Diócesis. Esmirna es una antigua sede guiada por San Policarpo, un famoso Obispo y Mártir de la primera era cristiana. Los católicos son alrededor de cinco mil y provienen de diversos lugares. Actualmente también hay muchos migrantes de Siria y otros países. Son quince los sacerdotes (diocesanos y religiosos) que realizan ahí la pastoral. La Diócesis tiene muchos lugares-destino de peregrinación, señala Fray Martin, como los relacionados con San Pablo (Colosas, Mileto, Éfeso, Iconio), la casa de la Santísima Virgen María y otros lugares.
Por otro lado, la Diócesis de Teherán, dice Fray Dominique, es territorialmente grande, pero hay aproximadamente dos mil católicos romanos. Un rebaño pequeño pero importante, con el cual compartimos un bagaje cultural y espiritual milenario, que nos mueve a vivir unidos, orando unos por otros y apoyándonos mutuamente.

Fray Zvonimir PERVAN