El jueves 09 de enero de 2025 en el Santuario de San José de Cupertino en Cupertino-Apulia, el Obispo de Nardò-Gallipoli Monseñor Fernando Tarcisio FILOGRANA clausuró la segunda sesión de la fase diocesana del proceso de Beatificación del Siervo de Dios Fray Egidio María MEROLA, fase iniciada el 30 de abril de 2021.

En presencia también de S.E. Monseñor Giuseppe PIEMONTESE Obispo Emérito de Terni-Narni-Amelia, ex Ministro de la Provincia de los Santos Nicolás y Ángel en Italia (Apulia), del Delegado que presidió el proceso P. Giuseppe PICA, del Promotor de Justicia P. Salvatore MARULLI, del Notario Dott. Gianni Luca POLO y el Vicepostulador Fray Donato GRILLI, el Obispo Mons. FILOGRANA selló los paquetes que serán entregados al Dicasterio para las Causas de los Santos para que continúe la causa en su fase romana y se reconozca la venerabilidad.
Fray Egidio era un verdadero franciscano, rico en sencillez y dedicación a los demás en la vida cotidiana. Podría decirse que todo el mundo en Cupertino le conocía. Incluso aquellos que quizá no tuvieron la oportunidad de conocerlo, por ser demasiado jóvenes, han escuchado hablar de él. El día de su funeral, muchas personas se sintieron conmovidas y agradecidas por haber visto o vislumbrado a un Hermano que, con sus silencios, hablaba de Dios, con sus acciones manifestaba la belleza de Dios: en el confesionario, llevando la comunión a los enfermos, etc. Sin embargo, ¡apenas se daba cuenta de la grandeza de lo que hacía y era! Estos son los grandes del Evangelio, los pequeños, como dice Jesús. El suyo fue un testimonio de vida silencioso pero elocuente, una vida no gritada, sino vivida en la cotidianidad de cada día.
Fray Egidio María, de nombre de nacimiento Giuseppe, nació en Barra (Nápoles) el 1 de mayo de 1906 y, tras hacerse religioso, vivió casi toda su vida en Cupertino, salvo un breve periodo en Monte S. Angelo (Foggia). En Cupertino, dedicaba no solo muchas horas al santuario, escuchando a los fieles que le buscaban, sino también caminando para llevar el consuelo del Señor, especialmente a los ancianos y a los enfermos. Entre sus méritos figura también el de haber rescatado el Santuario de Santa María de la Grottella, y haberlo devuelto a los Hermanos. Y sí, esto también es un hecho que tiene algo de milagroso. Tras la unificación de Italia, el Santuario había pasado a manos privadas, que tras mucha insistencia cedieron a venderlo, y nuestro Hermano Fray Egidio, encomendándose al Señor, logró conseguir la suma necesaria.
Pequeño de estatura, casi siempre encorvado, con un rostro maduro incluso de joven, que por eso mismo inspiraba confianza y serenidad; su dulzura y gentileza resplandecían en su mirada, al igual que la profundidad que le caracterizaba. Una presencia discreta, casi oculta: a menudo ocurría que no se reparaba en él, ¡pero estaba allí! Todo el que se encontraba con él era bienvenido; era famoso su pequeño cuaderno donde anotaba los nombres de quienes le pedían oraciones. Una vida hermosa porque Fray Egidio era feliz siendo fraile y gastándose por los demás. Murió en Cupertino el 6 de enero de 2002.
Desde el 30 de abril de 2024, su cuerpo se encuentra en el Santuario de San José de Cupertino, en el mismo lugar donde vivió durante tanto tiempo.
Cupertino, una ciudad de santidad… San José y Fray Egidio nos muestran que ser santo no es imposible, sino que es un camino, una vía que todos podemos recorrer. ¡Comencemos!

Fray Donato GRILL, Vicepostulador.