Ha concluido el año jubilar del Centenario de la muerte del Venerable Siervo de Dios Fray Wenanty KATARZYNIEC OFMConv.

Las celebraciones de dos días, el 30 y 31 de marzo de 2022 en Kalwaria Pacławska, cerca de Przemyśl, contaron con la presencia del Ministro general Fray Carlos TROVARELLI, los Superiores mayores de la FEMO (Foederatio Europae Mediae et Orientalis), los hermanos que se preparan para la vida religiosa y sacerdotal junto con sus formadores, los hermanos de Polonia y los devotos del Venerable.
“No celebramos la muerte de Fray Wenanty, sino, como creemos, su nacimiento en el cielo. Estamos aquí para agradecer al Señor Dios por su hermosa vida, su fe, esperanza y caridad. Admiramos esta figura, sus enseñanzas y, sobre todo, su testimonio”, dijo Fray Marian GOŁĄB Ministro provincial de la Provincia de San Antonio y del Beato Jacobo de Strepa en Polonia (Cracovia) y Presidente en turno de la FEMO. “Pedimos a Dios un milagro, un signo extraordinario que sea para nosotros, para la Iglesia, para el Sumo Pontífice, la prueba de que ya ha llegado el momento de elevarlo al honor de los altares”, añadió el mismo Ministro.
Esta figura excepcional y vivaz, en el cambio de los siglos XIX y XX, fue recordada por los actores de teatro y cine de Varsovia, que pusieron en escena: Transformatio, una obra en un acto y un epílogo, dirigida por Michał CHOROSIŃSKI.
A su vez, Fray Zdzisław KIJAS Postulador general, en su conferencia paragonó a Fray Wenanty y a su amigo cinco años más joven, San Maximiliano M. KOLBE, mostrando que “los santos descubren a los santos”. “Maximiliano descubrió la santidad de su hermano. Hizo mucho para que los demás, sus hermanos y toda la Orden lo descubrieran (…). Maximiliano animó a Wenanty, y Wenanty a Maximiliano. Se alentaban mutuamente a no detenerse en su camino hacia la perfección. Uno no envidiaba al otro, sino que quería que el otro creciera, que se embelleciera aún más”, afirmó Fray Zdzisław.
El Ministro general, durante un encuentro con los posnovicios, novicios, postulantes y sus superiores y formadores, animó a los hermanos, siguiendo el ejemplo de Fray Wenanty, a descubrir y cumplir la voluntad de Dios en la realidad en que se encuentran, para transformarse según el Evangelio, convertirse y crear nuevas relaciones, a volverse una comunidad misionera, a ser transparentes, conformarse a Cristo, llevar esperanza a los demás y al mundo, morir a sí mismos y vivir para los demás, para que aquellos a quienes sirven o servirán, puedan decir de ellos un día: “Nos querían mucho”.
En su homilía, el Ministro general señaló al Siervo de Dios como un modelo a seguir, un hombre que creía firmemente en lo que vivía, y quería vivirlo a la perfección.
A causa de la guerra que tenían tan cerca, a dos kilómetros de distancia, en Ucrania, los hermanos rezaron por la paz en esa tierra atormentada. Al fin y al cabo, fue allí, en Obydowo, cerca de Leópolis, donde nació Fray Wenanty KATARZYNIEC, y de allí, de Kam’’janec’-Podil’s’kyj, que llegó la imagen milagrosa de la Virgen a Kalwaria Pacławska.
“Nuestro encuentro tiene lugar en un momento particular: no muy lejos de aquí, al otro lado de la frontera, se está librando la cruel guerra. Una guerra que trae destrucción, muerte de inocentes, desesperación y dolor para muchas personas. Es por eso que en estos días queremos rezar por la paz, por el fin de la guerra y por la esperanza, desde esta santa colina. El propio Fray Wenanty, en el momento de amenaza de invasión por parte de las tropas rusas en 1914, con su compostura y oraciones llevó tranquilidad a las personas superadas por el miedo. Que ahora también sea nuestro intercesor ante Dios”, dijo el Ministro Fray Marian.
En un gesto simbólico, los hermanos soltaron cuatro palomas blancas para que, como en la historia bíblica del diluvio, se convirtieran en el anuncio de una nueva vida en paz.
Además, Fray Carlos también acudió a la capilla fronteriza de Nuestra Señora de Fátima, gravemente dañada en los años 40. Fue alcanzada por los soldados soviéticos y reconstruida hace tan sólo cuatro años.
Fray Wenanty era un verdadero seguidor de San Francisco de Asís. Se distinguió como buen confesor y predicados. Fascinó a los fieles con su piedad, modestia y celo. También fue formador de novicios y más tarde profesor de filosofía y griego en Leópolis. Al mismo tiempo atendía a los enfermos graves y a las monjas. Sólo vivió 32 años (1889-1921). Murió en fama de santidad. “No se esforzaba en hacer cosas extraordinarias, sino que hacía las cosas ordinarias de forma extraordinaria”, dijo de él su amigo San Maximiliano M. KOLBE.

Fray Jan M. SZEWEK.