El 14 de junio de 2024 tuvieron lugar en Harmęże y Oświęcim las celebraciones del Día Nacional del Recuerdo de las víctimas de los campos de concentración y exterminio nazis. Los actos contaron con el patrocinio honorífico del Presidente de la República de Polonia Andrzej DUDA.

La celebración comenzó por la mañana en el Centro San Maximiliano de Harmęże. La Santa Misa se celebró en la Iglesia OFMConv, presidida por Mons. Roman PINDEL Obispo de Bielsko-Żywiec, con la participación, entre otros, de una docena de antiguos prisioneros de Auschwitz, el Director del Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau, Lech PARELL Jefe de la Oficina de Veteranos de Guerra y Víctimas de la Represión, y Fray Mariusz KOZIOŁ Ministro de la Provincia de San Antonio y del Beato Jacobo de Strepa en Polonia (Cracovia). También estuvo presente una nutrida delegación de Poronin, donde este año se celebra el Año de los Hermanos KUPIEC, y de Harmęże, donde hay una estatuilla de incalculable valor de «Nuestra Señora tras las alambradas» realizada en Auschwitz por uno de los seis Hermanos allí encarcelados, Bolesław (número de campo 792).
«Durante esta Eucaristía, queremos rezar por todos los prisioneros vivos y difuntos de este terrible lugar de sufrimiento y crímenes contra la humanidad», anunció Fray Kazimierz MALINOWSKI Director del Centro San Maximiliano al comienzo de la Misa.
Ante los congregados en la iglesia, Mons. PINDEL describió brevemente la realidad del campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. “Los prisioneros estaban en condiciones extremadamente difíciles. Llevados y encerrados tras las alambradas del campo, despojados de todo lo que les daba sentido de la dignidad, sin nombre ni apellidos, sino tratados como números, privados de la más mínima seguridad, con la cabeza rapada y con ropas degradantes, agotados por el duro trabajo, constantemente hambrientos y desnutridos, enfermos e indefensos ante el terror reinante, sin esperanza de cambiar su condición. No es de extrañar que los prisioneros, en algún momento, se volvieran como despistados, desprovistos de toda voluntad de vivir. Algunos prefirieron acabar con todo y se arrojaron a los cables. Otros intentaron desesperadamente salvarse a toda costa. Y otros optaron por actos de heroísmo, por dar el último bocado de pan a otro, o su propia vida, para que otro prisionero pudiera sobrevivir un poco más. No es difícil rechazar a Dios en tales condiciones. (…) Alguno, sin embargo, encontraba sentido a estar en este lugar. Alguno emprendía una lucha o una huida, buscaba a Dios y, en la oración, ayuda. Cuando la encontró para sí mismo, se apresuraba a consolar a los demás, animándoles a rezar y a confiar para perseverar en unas condiciones que no podían cambiar. Era capaz de compartir lo que aún poseía u obtener medicinas para salvar vidas”.
Tras la Eucaristía, los participantes en la conmemoración visitaron la exposición del prisionero del primer transporte Marian KOŁODZIEJ (campo número 432), situada en el sótano de la Iglesia, y a continuación se dirigieron a la escuela estatal que lleva el nombre del Capitán de Caballería Witold PILECKI en Oświęcim, donde depositaron flores en la placa conmemorativa de la deportación del primer transporte de polacos a Auschwitz y en el monumento dedicado al Capitán de Caballería.
A las 14:00 horas, delegaciones oficiales de las autoridades estatales y locales y de otras instituciones, así como los organizadores de la conmemoración, se dirigieron al Muro de la Muerte del antiguo campo alemán y presentaron sus respetos a los prisioneros asesinados en Auschwitz. El Obispo Roman PINDEL, Fray Mariusz KOZIOŁ y Fray Kazimierz MALINOWSKI rezaron ante la celda de la muerte de San Maximiliano María Kolbe en el bloque 11.
Además del Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau, los coorganizadores de la conmemoración fueron, entre otros, el Centro San Maximiliano de Harmęże y la Provincia de Cracovia.
El Día fue establecido por el Sejm de la República de Polonia (Parlamento polaco) y se celebra el 14 de junio. En este día de 1940, el primer transporte de 728 prisioneros polacos llegó al campo de concentración de Auschwitz. Se les asignaron los números del 31 al 758. De los prisioneros deportados, 325 sobrevivieron, 292 murieron y de 111 se desconoce el destino. Inicialmente, el campo era un lugar de deportación para la intelectualidad polaca y los soldados que luchaban contra la ocupación, exploradores, estudiantes y presos políticos. Fueron deportados unos 150.000 polacos, y casi la mitad sufrió la muerte. Los prisioneros de Auschwitz eran ciudadanos de más de 20 nacionalidades, de los cuales el 85% eran judíos. El segundo grupo más numeroso de deportados eran polacos. También fueron asesinados prisioneros romaníes y soviéticos. Se desconoce el número total de víctimas alemanas. Se calcula que al menos 1,3 millones de personas murieron en Auschwitz.

Fray Jan M. SZEWEK.