El 17 de septiembre de 2021 se inauguró el nuevo curso formativo de la Comunidad internacional de San Antonio de las Termas, más conocida como “Viña Antoniana”, en un ambiente totalmente renovado.

Pocos días antes, la Curia general de los Santos XII Apóstoles, junto con la dirección de las obras (arquitecto Fabrizio BELOCCHI), declaró la finalización de los trabajos con los que la empresa contratista (F.E.A. srl) renovó el color de las paredes exteriores de todo el Convento, consolidó los ornamentos y las cornisas, limpió los canalones y bajantes, y mejoró las fuentes de iluminación de los espacios adyacentes; todo ello se llevó a cabo con el beneficio fiscal del “Bono fachada”. La tarde en la que la familia franciscana conmemora los Estigmas de San Francisco de Asís, fue una óptima ocasión para presentar los resultados de este intenso y duro trabajo realizado durante el verano, sin interferir en el estudio, que es la principal actividad de los residentes de la “Viña”. El acto, que conmemoraba a Roberto BELLARMINO, patrón del Guardián Fray Robert LEŻOHUPSKI, contó con la presencia de los hermanos de las otras cuatro Casas generalicias romanas, del Rector del cercano Colegio “San Norberto” de los Canónigos Regulares Premostratenses y de otros amigos de la casa, tanto eclesiásticos como laicos. Respetando plenamente las normas sanitarias en curso, de la preparación de los alimentos se encargó Cesare, un cocinero romano muy apreciado y reconocido, y la Comunidad de hermanas de la India de la Congregación “Siervas de los pobres” (Dinasevanasabha), que viven desde hace dos años en un área reservada del Convento, erigida canónicamente el 5 de septiembre de 2020; los hermanos, por su parte, se ocuparon de la preparación de los espacios exteriores y de la barbacoa, tradición afirmada de las fiestas de la casa.
Este año la fraternidad está compuesta por un total de 20 hermanos Profesos solemnes (con una media de edad de 41 años) procedentes de 12 países diferentes (Brasil, Corea, Ghana, India, Inglaterra, Italia, Kenia, México, Polonia, Estados Unidos, Venezuela y Zambia). Como cualquier otra comunidad de la Orden, ésta se caracteriza por su camino hacia Dios, la vida fraterna y la misión. En el primer caso, los hermanos han elegido la oración como prioridad personal y comunitaria, participando activamente en la Celebración Eucarística diaria, en la Liturgia de las Horas, en la meditación, en la Adoración Eucarística (jueves) y siguiendo retiros mensuales y Capítulos espirituales. En cuanto a la vida fraterna, los hermanos se comprometen a vivir la interculturalidad, organizando algunas veces encuentros para conocer las tradiciones de sus países de proveniencia, cuidando la casa y estando presentes en las ocasiones importantes, como los aniversarios y las celebraciones de los logros en los estudios. En el caso de la misión, además del estudio, cada hermano es consciente de que también está llamado a aprovechas las oportunidades formativas que ofrece el contexto metropolitano de Roma, la capital y el corazón de la Orden y de la Iglesia. Cada hermano se compromete también a buscar una pastoral al servicio de la Iglesia local para cuidar y ejercer su propio ministerio y consagración.
Tras la planificación del nuevo año en el Capítulo conventual del 24 de septiembre de 2021, la carga justa y necesaria para afrontar los compromisos y actividades del 2021-22 vino de la mano de los ejercicios espirituales, que tradicionalmente vive la comunidad en la semana previa a la solemnidad del Seráfico Padre San Francisco. Este año los ejercicios tuvieron lugar en el Convento de San Lorenzo al Piglio, de la Provincia italiana de San Francisco de Asís (Italia central). El predicador, el salesiano P. Marco PANERO, profesor de Filosofía Moral en la Universidad Pontificia Salesiana, meditó sobre la importancia de las virtudes teologales para profundizar y redescubrir la belleza de la llamada a la vida consagrada. El silencia y el aire sano del lugar, la hospitalidad de los hermanos y la autenticidad de la cocina tradicional, pero sobre todo la espiritualidad del lugar marcada por la presencia del Beato Andrea CONTI y del Venerable Quirico PIGNALBERI, contribuyeron al éxito de este tiempo de gracia.
Antes de despedirme, en nombre del Guardián de “La Viña” y de toda la comunidad de hermanos, invito a cada uno de ustedes a estar al pendiente del próximo artículo, que dará cuenta del programa de remodelación de la casa.

Fray Simone SCHIAVONE