La pastoral penitenciaria y la ayuda material son las dos mediaciones que caracterizan toda la actividad de los Hermanos Capellanes que, desde hace más de 50 años, trabajan en el interior de la cárcel Regina Coeli de Roma.

Caridad y servicio que no tienen fronteras, en uno de los centros penitenciarios más grandes de Italia, donde viven mil reclusos, el 65% de ellos extranjeros.
Para asistir a esta ciudadela humana, el papel desempeñado por los Capellanes es de suma importancia y a menudo de valioso apoyo, por las muchas carencias de un centro penitenciario con tantas necesidades concretas en la vida cotidiana de los presos. Cada día el Capellán se convierte en la persona de contacto para las diversas necesidades del recluso que llama a la puerta del fraile en busca de ayuda que no puede encontrar en otra parte.
Este apoyo lo prestan desde hace muchos años los Hermanos Menores Conventuales a través de dos Capellanes permanentes: Fray Vittorio TRANI, una presencia histórica desde hace 50 años, y Fray Renzo DEGNI desde hace 8 años, con el apoyo voluntario de Fray Sergio COGNIGNI, además de 60 voluntarios laicos y ocasionalmente los religiosos del cercano Convento de “San Giacomo alla Lungara”.
Los Hermanos, en su papel de asistencia religiosa y pastoral penitenciaria, ofrecen: misas festivas, catequesis, confesiones, bendición de celdas y diálogo diario con cada preso; también desempeñan un gran papel en el apoyo material, atendiendo las infinitas necesidades de los presos.
En este último frente, los Capellanes franciscanos, gracias a los numerosos contactos personales y a las múltiples relaciones que se tejen continuamente con empresarios, organizaciones, asociaciones, ONG y benefactores varios, bendicen cada año a la Providencia por la llegada de cuantiosos bienes materiales que satisfacen en parte las numerosas peticiones de los reclusos.
Enumeramos las donaciones recibidas en los dos últimos años, para mostrar la cantidad de material que hay en las estanterías de los Capellanes, siempre listo para ser distribuido en los distintos pabellones: mil pasteles de “panettone” y “palomas de Pascua” (Bauli y Hermanos FIASCONARO), 3 mil conjuntos deportivos “Puma” de la selección italiana de fútbol (FIGC), más de mil pares de zapatos (varios organismos estatales y la ONG “Aiutiamoli a vivere”), 7 mil calzoncillos, 3 mil bóxer, 1.500 pares de jeans, 24 kg de café y azúcar a la semana, 4 bidones mensuales de jabón líquido para el cuerpo, varias prendas de ropa interior y material educativo. Todo ello donado gratuitamente por benefactores que experimentan la dimensión de la solidaridad sin límites.
Ciertamente, este apoyo material alivia las muchas necesidades de los reclusos, y la mediación de los Capellanes se convierte en un servicio de caridad, que, junto con el servicio religioso, ayuda a humanizar la jornada diaria del hermano preso.
Esta dimensión de servicio, el preso la percibe en el Capellán a través de sus gestos concretos, y detecta en él una confianza incondicional que se convierte en un punto de referencia seguro para su crecimiento humano y espiritual.

Fray Paolo FIASCONARO.