El año pasado (2020), a causa de la pandemia, el tradicional encuentro para jóvenes italianos “Jóvenes hacia Asís – Giovani verso Assisi” no pudo celebrarse de forma presencial y fue sustituido por una edición especial en línea. Este año, con todas las debidas precauciones, ha sido posible celebrar el 41° encuentro nacional Jóvenes hacia Asís, que reunió en Asís a unos 250 jóvenes (muchos menos que antes de la pandemia) de todas las regiones de Italia. El encuentro desarrolló el tema de nuestra relación con la creación, profundizándolo a través del Cántico del Hermano Sol de San Francisco y según la perspectiva de la Encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco..
Queremos proponerles a ustedes el testimonio de una joven, que recoge la experiencia de los jóvenes que participaron por primera vez al encuentro.

Del 28 de octubre al 01 de noviembre de 2021 tuvo lugar en la ciudad de Asís la cuadragésima primera edición de “Jóvenes hacia Asís-Giovani verso Assisi”. Después de dos largos y difíciles años, los jóvenes tuvieron la oportunidad de reencontrarse, de mirarse a la cara. Una vez más, la mirada es la causa y el centro de todo. La primera vez en Jóvenes hacia Asís es siempre una experiencia que queda grabada en el corazón y en la mente. Pero entre todo, lo que llama la atención de los “nuevos” en este encuentro nacional son las miradas de los presentes: hermanos, hermanas, jóvenes, todos con ojos sonrientes y contagiosos, que te llaman la atención, que te hacen sentir importante, que hablan de Dios.

También en esta edición, la mirada fue el punto de partida. Es la mirada que Jesús dirige a Zaqueo (abordada en la Lectio divina propuesta por Fray Gianni CAPPELLETTO, el viernes 29 de octubre) o la que Francisco recibe del crucifijo de San Damián (destacada en la vigilia de oración de apertura). Para estos personajes, todo comenzó con una mirada de amor. Para los participantes, en cierto sentido, ocurre lo mismo. Se invita a los jóvenes a adoptar una nueva perspectiva, especialmente en las cuatro relaciones que experimentan en su vida cotidiana: su relación con Dios, consigo mismos, con sus hermanos y con la creación.

La creación fue la protagonista indiscutible de estas jornadas de encuentro; de hecho, el título de esta cuadragésima primera edición recogía un pequeño fragmento del Cántico del Santo de Asís: “Cum tucte le tue creature”. Francisco supo captar al Dador en cada don, al Amor del Señor en cada creatura, en lo que le calentaba o iluminaba su camino, en lo que le calmaba la sed y le refrescaba. Todos estamos invitados a hacer lo mismo: a apreciar lo que se nos ha dado y a cuidarlo, a tener esta misma mirada de gracia y amor hacia lo que nos rodea, especialmente hacia nuestros hermanos y hermanas, apuntando a nuevos estilos de vida que valoren y respeten de corazón el bien de todas las personas.

Una vez más, este encuentro anual no dejó indiferente a nadie. Los jóvenes escucharon, rezaron y debatieron sobre un tema muy actual y cercano a ellos. De hecho, al mismo tiempo, durante la reunión del G20 en Roma, los más altos funcionarios del mundo debatieron sobre los mismos temas.

La oportunidad de dialogar con un hermano o una hermana fue aprovechada por muchos, todos se mostraron en búsqueda, atentos. Es como si la distancia y la ausencia, en las que nos hemos visto obligados a vivir estos dos últimos años, se hubiera anulado u olvidado por un momento. Fue sin duda una reunión diferente a las anteriores, hubo un número menor de participantes, menos oportunidades de intercambio, pero siguió siendo un momento de Gracia. La 41ª edición de Jóvenes hacia Asís finalizó con las importantes palabras del Ministro general Fray Carlos TROVARELLI, quien invitó a los jóvenes a estar en el mundo, estableciendo relaciones significativas, a dejarse amar por Dios y a amarse según su corazón.

Ahora corresponde a los jóvenes dar un giro de 180 grados, aportar una nueva mirada, una nueva luz al mundo. En Jóvenes hacia Asís se escucha, se comparte, se reza, se conoce a cientos de personas… sobre todo se conoce a Una (con mayúscula), y la vida de alguien, a veces, cambia para siempre.

Rebecca NOGARA