Una de las presencias más jóvenes de nuestra Orden se encuentra en el continente africano, en Burkina Faso, donde, a partir del 12 de septiembre del 2001, los hermanos dan testimonio del Evangelio con un estilo de vida realmente sencillo. A causa de la pandemia, en este año no han sido programados festejos con motivo del aniversario; de hecho tienen muchos compromisos que sacar adelante.

Por este motivo entrevistamos a uno de los misioneros, Fray Tomasz KRĘT, Director del Centro Médico San Maximiliano Kolbe en Sabou – Boulkmiendé, en la región centro-occidental de Burkina Faso.

-Supongo que ustedes no han podido festejar el aniversario de la llegada de los frailes en Burkina Faso. No había tiempo para ello…
Es verdad, este año no ha habido ninguna celebración especial. Hemos agradecido a Dios en nuestras comunidades por darnos la gracia de ser testigos suyos en una sociedad tan diversificada como esta, cultural y religiosamente.

-En Burkina Faso, los hermanos brindan servicio en dos lugares: Ouagadougou y Sabou; allí se ocupan de la pastoral, llevan a cabo el proyecto de la construcción de un pozo y organizan la educación. ¿El virus actual les ha complicado estas obras?
Un poco sí, pero nos las arreglamos bien. En el país, no fue sino hasta hace poco que fueron limitados los traslados y viajes, que pusieron restricciones a las reuniones públicas y que aislaron algunas ciudades. Obviamente, aquí también valen las mismas recomendaciones sanitarias que en otros países. La influencia de la situación actual también en la dimensión espiritual es evidente. Parece como si el miedo hubiese infectado la mayor parte de la sociedad; la gente tiene miedo así como en todo el mundo.

-Imagino que los mayores retos los afronta el centro médico. ¿La pandemia les ha complicado la vida?
Nuestro centro médico ha seguido reglas similares cuando se tuvo un caso de Ébola en los pueblos vecinos. Es decir, estamos acostumbrados a la batalla. Basta con intensificar la vigilancia, prestar atención a la higiene y reducir las visitas de los familiares a los enfermos.

-¿Entonces el centro está plenamente operativo?
Sí, esta es nuestra misión. Es difícil abandonar al prójimo en la necesidad… Ayudamos a completar la alimentación insuficiente de los niños, acogemos personas con malaria… Las unidades de cirugía, pediatría, laboratorio y radiología están en funcionamiento… La ambulancia está en movimiento para atender a las llamadas y accidentes. Es más, tenemos tantas cosas que atender ya que somos el hospital de referencia en un distrito con 112,000 habitantes. Operamos 24 horas al día, 7 días a la semana. Casi como un supermercado con una buena oferta de precio y surtido interesante…

-Parece como si, para hacer frente al funcionamiento cotidiano del centro, fuera necesario redoblar esfuerzos…
En efecto es así. Al inicio hacía falta mucho material higiénico y los precios habían aumentado. No obstante, logramos ponernos en contacto con varias instituciones para pedir su apoyo. Con la ayuda de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) se ha organizado la compra de una gran cantidad de material y equipo. La Conferencia Episcopal Polaca ha cofinanciado la adquisición de productos alimenticios y leche. A su vez, la Fundación “Emergenza Sorrisi” ha organizado la formación on-line para el personal del hospital… En verdad, podemos tocar la Providencia de Dios en todo esto.

-A propósito de alimentos… ¿Cómo llegan estos al hospital? Parece que esto requiera de mucho esfuerzo…  
Administramos la cocina para los enfermos y empleados; además, desde hace algún tiempo cultivamos la huerta y criamos aves de corral para enriquecer el menú que podemos ofrecer.

Como conclusión de esta conversación, quisiera manifestar mi profundo agradecimiento a todos aquellos que nos apoyan en la realización de esta obra, para salvar la salud y la vida humanas. En la capilla del hospital, donde cotidianamente rezamos junto con el personal, por intercesión de San Maximiliano encomendamos siempre a cada uno de nuestros benefactores y pedimos al Señor su gracia para que haga de nosotros instrumentos para la construcción de su reino.
Agradecemos especialmente a la CEI, la Caritas Antoniana, la Provincia de los Santos Bernardino y Ángel en Italia (Abruzzo), la Provincia de la Madre de Dios Inmaculada en Polonia (Varsovia), la Fundación polaca “Sięgnij Nieba”, por su apoyo y ayuda financiera para la realización de estos proyectos. ¡Dios los bendiga!

En la página de internet de la Fundación “Sięgnij Nieba” pueden ustedes encontrar algunos videos sobre las estructuras OFMConv en Burkina Faso: https://siegnijnieba.pl.

Oficina de Comunicaciones