Queridos hermanos,
¡Paz y Bien!

Como Definitorio general nos hemos comprometido a cumplir con la mayor seriedad posible el “Mandato capitular”, es decir, las mociones e indicaciones que como Capítulo general nos hemos dado para este sexenio.

Estudiando las mociones, escuchando también la voz de la experiencia de tantos hermanos, hemos considerado oportuno elaborar y mandar a toda la Orden la presente carta, para servir de ayuda en la interpretación de la Moción 9 (anexo 1) “Promover iniciativas comunitarias para una vida más fiel a nuestro carisma: «odres nuevos para vino nuevo»”, en vista de su realización (cfr. Constituciones, art. 7, § 3).
Pido a todos los hermanos de la Orden, especialmente a los Ministros provinciales y a los Custodios provinciales y generales con sus respectivos MinistrMinistroDefinitorios, dar lectura y tener en consideración cuanto aquí expongo, fruto de la reflexión del Definitorio general.

Mensaje y estímulos para todos
El primer y fundamental estímulo es el siguiente: El texto de la Moción 9 va del particular al general, pero el sentido está dirigido al “general”, es decir a todos, a todas las comunidades y a toda la Orden. El Capítulo nos llama a la promoción de iniciativas comunitarias para una vida cada vez más fiel a nuestro carisma. Estos proyectos pueden ser totalmente “nuevos” (nuevas comunidades o nuevos estilos de evangelización), pero siempre orientados al todo, es decir: nuevas inspiraciones que sean “levadura” evangélica para toda la Orden. Debemos, pues, interpretar la moción en sentido amplio, dirigida a todos: todas las comunidades están llamadas a renovarse en la propia vocación, es decir en la vida de oración, de fraternidad y de evangelización. En todo caso, la Orden mira con esperanza y con agrado la posibilidad de que algunos hermanos promuevan y evalúen junto con sus superiores, la posibilidad de dar inicio a nuevas presencias o iniciativas de evangelización que se inspiren en los rasgos y notas carismáticos de la Orden, como signo de una siempre mayor radicalidad evangélica.

Con la sencillez de nuestras Constituciones
En cambio, un segundo estímulo va dirigido a la singularidad, a las nuevas iniciativas, es decir, a la particularidad con la que han nacido o podrían nacer algunas iniciativas. La moción reconoce que ya existen comunidades comprometidas en una renovación para una mejor transparencia del carisma (“Reconociendo el surgimiento de nuevas fraternidades locales y experiencias en la Orden …”), y pide apertura en todos los niveles (Definitorio general, Definitorios provinciales y custodiales, Capítulos, etc.) para discernir y –eventualmente– sostener y acompañar estas nuevas iniciativas.
El sentido no es el de considerar la existencia de hermanos o comunidades de “serie A” y otros de “serie B”, sino de reconocer y apoyar a aquellos que con esmero y responsabilidad desean evitar el estancamiento en el estilo de vida, y recuperar –precisamente- los aspectos carismáticos que frecuentemente se olvidan o incluso se abandonan. Ninguno debe sentirse mejor o peor de los demás; al contrario, la experiencia nos dice que la existencia de comunidades comprometidas en la vida de oración, en la formación permanente, en el “perder el tiempo” con la fraternidad, en la profecía, en el desafío de nuevas y franciscanas iniciativas de evangelización, “con velocidad y creatividad diversas”, es posible.
Las nuevas iniciativas no deben ser eliminadas ni magnificadas. Más bien, debe tratarse de “faros carismáticos” capaces de iluminar a toda la fraternidad de la jurisdicción, la Federación o la Orden, promoviendo así nuevos servicios y una actualización del carisma. Un saludable “contagio carismático”, especialmente en la vida de la fraternidad, beneficiará a todos. El Capítulo general nos llama a mantener vivo el sueño de una vida evangélicamente más cristalina, pero en la sencillez con la cual nuestras Constituciones de la Orden exponen los rasgos carismáticos.
Por último, debemos decir que en la puesta en práctica de nuevas iniciativas, será muy importante escuchar lo que tienen que decir las realidades ya iniciadas (en nuestra Orden o en la Familia Franciscana), para así aprender de la experiencia y lograr un estilo aún más fiel a la verdadera novedad evangélica.   

Actuar fielmente una metodología “conventual”
Una indicación importantísima (“sine qua non” diría yo) es la operativa, es decir, metodológica: en el discernimiento y el surgimiento de cualquier nueva iniciativa comunitaria, la metodología debe ser siempre “conventual”. En diferentes ocasiones hemos reiterado que nuestras notas o rasgos carismáticos (por ejemplo la fraternidad, la comunidad) no se refieren a contenidos fijos o preestablecidos, sino a un estilo transversal. Es por esto que, aunque las inspiraciones puedan ser “personales” (individuales), el discernimiento y la proyección deben ser comunitarios. De hecho, la moción interpela a los gobiernos de las jurisdicciones, los cuales, para canalizar las nuevas iniciativas, deben garantizar los procesos y los oportunos consensos. El discernimiento requiere tiempo, y los procesos requieren la elaboración de un proyecto que siga pasos concretos.

Comunidad con “respiro” eclesial
Una mirada al panorama actual nos revela que, frecuentemente, las interpretaciones de “lo nuevo” pueden dar lugar –en nuestros ambientes- a confusiones. Humildemente creemos que el retorno a las fuentes carismáticas no debe ser identificado ni con un retorno nostálgico a las formas, estilos o estéticas de un tradicionalismo anacrónico, ni a estilos o formas flagrantes o extravagantes. Queremos respirar siempre el aire fresco del Concilio Vaticano II, y dejarnos iluminar por serias reflexiones del franciscanismo contemporáneo.
En muy fiables sedes, ya ha sido detectado como problemático el modo de actuar de frailes o comunidades que buscan presentar “lo viejo” como si fuese “la ultimísima novedad”, escondiendo intereses personales o ideológicos muchas de las veces. Lo mismo podría suceder con otras modalidades de configuración de “nuevas comunidades o métodos de evangelización”, si éstas son construidas sobre bases estrictamente ideológicas. La sana tensión entre identidad, novedad y tradición reside en el campo de las mociones del Espíritu Santo, de la fraternidad, del discernimiento comunitario, de la referencia eclesial.
La moción en cuestión, de hecho, nos impulsa a “emprender nuevas iniciativas de vida y misión, movidas por el deseo de vivir el Evangelio en la valiente práctica de la Regla y de las Constituciones de la Orden”. El respiro eclesial actual nos invita a no encerrarnos en intimismos, sino a abrirnos (“en salida”) “ensuciándonos” las manos con la pastoral activa, en una atención y cuidado especial del Pueblo de Dios sencillo y creyente,  de los pobres, de los que sufren y de los emarginados. De nosotros dependerá la creatividad para conjugar en la comunidad la vida de oración y de fraternidad con la evangelización activa.
De gran ayuda podría ser para nosotros la profundización de la exegesis del texto bíblico inspirador de nuestra moción: “…odres nuevos para vino nuevo…”, es decir Mt 9, 16-17, versículos que el evangelista escribe en el contexto de una pregunta provocadora que los discípulos de Juan hacen sobre el ayuno, de frente a la novedad del Evangelio vivido y proclamado por el Señor Jesús: novedad del Evangelio que no pretendía negar ni dejar en el olvido la tradición (en su tiempo frecuentemente fosilizada en formas vacías o exteriores), sino llevarla a su cumplimiento y perfección en la nueva vida del Reino, la cual gira en torno a la generosa ofrenda de sí mismos y al amor.

 

Conclusión

Todo lo que hemos dicho hasta ahora, además de ser nuestra contribución, busca ser una guía (orientaciones) que, como Definitorio general, ofrecemos para la interpretación de la Moción 9 del 202º Capítulo general ordinario 2019. Anexamos también un texto operativo –Anexo 2-, esperando que pueda ser de ayuda especialmente a los Definitorios de las jurisdicciones y a los hermanos interesados en la renovación de nuestra vida y misión.
Si alguno de ustedes quisiera hablarnos de algunas realizaciones de comunidades nuevas-renovadas, y ofrecernos alguna reflexión al respecto, fruto de la experiencia vivida a distintos niveles (Provincias, Custodias, Delegaciones, Misiones, Definitorios, etc.), estaremos muy contentos de recibirla. Estamos seguros de que a partir de la sabiduría de la gran fraternidad de la Orden, podemos acrecentar y enriquecer nuestra reflexión, así como la posibilidad de nuestra renovación. Las indicaciones pueden ser enviadas a los asistentes generales o directamente al Secretario general  (segrgen@ofmconv.net).
A cada uno de ustedes les deseo buen camino, llenos de la misma esperanza con la cual el último Capítulo general ha mirado el futuro de la Orden.

Fra Carlos A. Trovarelli
Ministro generale

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