Prot. N. 0801/2021
Roma, 24 de octubre 2021

Fray Fernando Maggiori: el cariño hecho misión
“Si quieres ser grande, sé el último y el servidor de todos»
Mc 10, 43b-44

Carta del Ministro general Fray Carlos A. Trovarelli
con motivo de la Jornada Mundial de las Misiones 2021

Queridos hermanos,

el Papa Francisco en su Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones 2021 nos dice:

En la Jornada Mundial de las Misiones, que se celebra cada año el penúltimo domingo de octubre, recordamos agradecidamente a todas esas personas que, con su testimonio de vida, nos ayudan a renovar nuestro compromiso bautismal de ser apóstoles generosos y alegres del Evangelio. Recordamos especialmente a quienes fueron capaces de ponerse en camino, dejar su tierra y sus hogares para que el Evangelio pueda alcanzar sin demoras y sin miedos esos rincones de pueblos y ciudades donde tantas vidas se encuentran sedientas de bendición.

Por esto, con esta carta quiero obedecer a la invitación del Papa Francisco y presentarles a uno de nuestros hermanos que ha “sido capaz de ponerse en camino, dejar su tierra y su familia” y llevar el Evangelio al otro lado del mundo. Quiero hablarles de Fray Fernando, misionero en Cuba.

Los datos personales no mienten; a sus casi 70 años, Fray Fernando Maggiori, de la entonces Provincia de las Marcas, partió con otros dos hermanos hacia Cuba para iniciar la nueva presencia de la Orden allí. A la maravillosa edad de 90 años, tras 20 años de misión en el país caribeño, regresó a su Provincia. Humilde, alegre, pobre y sencillo, su ejemplo motiva este homenaje mío para dar a conocer a nuestra familia conventual su legado humano, espiritual y franciscano. En la persona, consagración y misión de Fray Fernando, el Señor nos recuerda que la vida evangélica no es una idea, sino una realidad posible.

Fray Fernando, de la actual Provincia Italiana de San Francisco de Asís (Italia Central), nació en Recanati (Provincia de Macerata – Italia) el 3 de enero de 1932; hizo su Profesión simple el 29 de septiembre de 1954 y la solemne el 1 de noviembre de 1957. Ordenado sacerdote el 10 de agosto de 1960, desempeñó diversos servicios en la Provincia, donde es bien conocido su servicio como Maestro de novicios en Osimo (Ancona – Italia) desde septiembre de 1980 hasta agosto de 2001. Salió de Roma junto con Fray Silvano Castelli y Fray Roberto Carboni el 6 de noviembre de 2001, permaneciendo en España durante un mes para aprender el idioma. Llegó a Cuba el 4 de diciembre de 2001 y vivió en la comunidad de Matanzas (nuestra primer comunidad cubana) hasta mediados de 2015, y desde entonces en la comunidad de la Habana hasta el 2 de septiembre de 2021, día de su regreso a Italia.

En la comunidad de La Habana fue formador (2016-2017). Otros servicios que prestó fueron: confesor en la comunidad de las “Siervas de María”, consejero espiritual, Vicario en las parroquias de Matanzas y La Habana, asistente en la Rectoría de San Francisco en La Habana. Cabe destacar que siempre fue muy conocido y apreciado por la gente por escuchar confesiones. También realizaba diversos servicios en casa, como la compra, normalmente a pie y con la paciencia de tener que esperar su turno junto con las demás personas. También estaba disponible para otros servicios pastorales, como visitar a los enfermos, escuchar y acoger a la gente, guiar a los que necesitaban consejo. Una persona de gran equilibrio, gran oración y con el don del discernimiento.

En la carta de Fray Fernando al pueblo cubano, recordaba una hermosa anécdota: el día de su Ordenación, su madre, mirando a las personas presentes en la celebración, le dijo a su hijo recién ordenado: “Trata a estas criaturas con cariño”. Puedo asegurar, habiendo estado varias veces en la isla, que este consejo maternal se ha convertido en Fray Fernando en un verdadero estilo de misión. Una misión vivida como servicio generoso, como testimonio de la bondad de Dios, como aceptación serena de la realidad y de las costumbres locales, como respeto a la cultura y a las personas, a cada criatura.

Estas actitudes no fueron ciertamente improvisadas, sino fruto de una opción radical por el Evangelio del Señor Jesús. Mi homenaje quiere ser también una acción de gracias y un anuncio a la Orden de una “misión posible”: es posible ofrecerse siempre y con total dedicación, ofrecer también nuestro tiempo, nuestro amor y nuestras fuerzas para el anuncio del Evangelio ad gentes o de cualquier otra manera, y así, llegar a ser “grandes” a los ojos de Dios.

Fray Carlos A. Trovarelli
Ministro general