Roma, 14 de julio de 2024 

Queridos Hermanos: 
El 14 de julio de 2004, el primer Custodio general en Rusia Fray Gregorio Cioroch, perdió la vida en territorio bielorruso, cuando regresaba de Polonia a Moscú. Tenía 42 años. Hoy se cumplen 20 años de este triste suceso. Este aniversario es una oportunidad para recordar esta hermosa figura y dar gracias a Dios por el don de nuestro Hermano. También es una oportunidad para expresar una vez más nuestra gratitud a Fray Gregorio por su servicio y total dedicación a Dios y a la Orden.
Muchos de ustedes lo conocieron personalmente, algunos estudiaron con él en Roma. Para los Hermanos más jóvenes, sin embargo, esta es una oportunidad de conocer a un Hermano heroico.
Tras doctorarse en Roma en 1993, ejerció su ministerio en Rusia. En 2001, fue elegido primer superior de la Custodia general de San Francisco en Rusia.
Fue él, junto con sus heroicos Hermanos, quien, después de siglos, reconstruyó las estructuras de nuestra Orden en Rusia, y puso en marcha la Editorial Franciscana, comenzando a publicar la Enciclopedia Católica Rusa.
Fue apreciado por sus Hermanos como un hombre bueno, capaz de comprender a los demás y de ayudarles de forma real; como un ejemplo cristiano de fe; como un hombre que no olvidaba rezar y vivir la Palabra de Dios. Como superior era el que lavaba los pies a los Hermanos, ejemplo de fe y de pobreza franciscana.
Fue un carismático, un hombre de visión profética, y por ello no siempre del todo comprendido por todos.
Junto con sus Hermanos tuvo que superar muchas dificultades, críticas e incluso provocaciones a causa de ciertas decisiones y orientaciones pastorales. Era consciente de ello. Sin embargo, esto no le desanimó ni detuvo su celo apostólico. Con una sinceridad conmovedora confesó: “Todos estos años he trabajado como un loco por la Orden y la Iglesia en Rusia, y me gustaría hacerlo con sencillez en el futuro” (28.07.2003).
Poco más de un mes antes de su muerte, escribió al entonces superior de la Orden: “Querido Ministro general, nuestra Custodia ha sufrido mucho en el último período por diversos motivos, pero confiamos en que el Espíritu Santo guiará nuestros pasos con confianza. Finalmente debo confiarle que me siento un hombre feliz, un fraile feliz, un sacerdote feliz. Doy gracias a Dios por todas sus maravillas que he experimentado en Rusia y especialmente por el don de los frailes, que no hablan de Francisco, sino que viven como él. Creo que en muchos puede surgir una santa envidia por este don que el Señor nos ha dado. Que el Señor le bendiga y que el Espíritu Santo guíe sus pensamientos. Entrego confiadamente mi vida y la Custodia al Espíritu Santo y a la Santa Madre de Dios” (4.06.2004). Estas son sus últimas palabras. Podemos considerarlas como su testamento espiritual.
A la misericordia de Dios encomendamos a este apasionado apóstol, trabajador en la viña del Señor, guía espiritual y Hermano.
Creemos que Fray Gregorio intercede ante Dios especialmente por Rusia, país al que tanto amaba. Que interceda por nuestros Hermanos que trabajan en esa tierra, para que tengan siempre el valor y la fuerza del testimonio evangélico.
Que el Señor les dé paz.

Fray Carlos A. Trovarelli
Ministro general