Comenzamos un tiempo penitencial, la cuaresma, en este año del octavo centenario de la Regla bulada. Y somos hermanos de penitencia.

Así lo quiso san Francisco y así lo repitió hasta casi el final de sus días, especialmente en las dos Reglas y, ciertamente, en el Testamento, en el cual puso en relación directa su propio camino penitencial con su experiencia con los leprosos y con los hermanos que el Señor le dio, es decir, con la fraternidad.
Además, según un viejo estudio de Kajetan Esser, el camino penitencial de San Francisco está en correspondencia con el misterio redentor de Cristo, con su acción redentora. Por eso, para nosotros hoy, hacer penitencia es, en primer lugar, conocer más y más a Cristo, entrar en su misterio, en su persona, en su acción, en el modo con el cual vivió y anunció el Evangelio y, especialmente, claro, con su entrega final en la Cruz.
Para nosotros, además de identificarnos cada vez más con Cristo, es el identificarnos con los más necesitados, con los últimos de este mundo, con aquellos con los cuales también Cristo se identificó.
En este tiempo de cuaresma abramos nuestro corazón al misterio de Cristo y abrámoslo hacia los demás con amor, con generosidad y con despojo para dar vida a los demás como hizo Cristo. Buen camino cuaresmal.

Fray Carlos A. TROVARELLI, Ministro general.