Desde hace varios años, el Custodio provincial de San Buenaventura en Francia y Bélgica, Fray Jean-François Marie AUCLAIR, reúne a los profesos temporales para un encuentro fraternal al final del verano. Es la ocasión de compartir con ellos el año transcurrido, la mayor parte en Italia, y de compartir la vida de la Custodia.
Para el encuentro de este año, del 26 de agosto al 2 de septiembre de 2024, aceptamos la invitación del Card. François BUSTILLO, nuestro Hermano, a descubrir Córcega. Los participantes recibieron una calurosa acogida en cada ocasión. Los encuentros con el Vicario general de la Diócesis, el P. Frédéric CONSTANT, los sacerdotes y los laicos, les ayudaron a comprender cómo la vida franciscana ha modelado la fe de la isla y sigue haciéndolo hoy en día. Aunque sólo quedan unos pocos Hermanos capuchinos en la Provincia de Cerdeña-Córcega, los visitantes se alegraron de conocer a la comunidad de Bastia. Los Hermanos explicaron la influencia de la espiritualidad franciscana en la piedad popular, en particular a través de prácticas como el Vía Crucis o la Escalera Santa, sin olvidar la devoción a San Antonio.
También el Card. François compartió con nosotros su vida cotidiana dando testimonio de la belleza de su ministerio, pero mencionando también los retos a los que se enfrenta la Diócesis. En varias ocasiones pudo encontrar tiempo para charlar con los participantes, demostrando el afecto que sigue teniendo por nuestra familia religiosa.
Uno de los momentos oficiales de la visita fue la ceremonia de entrega de la “Légion d’Honneur”. Este acto, que reunió a numerosas personalidades corsas de diferentes orígenes y funciones, fue un hermoso símbolo de unidad. La presencia de los ocho Hermanos en el corazón de esta asamblea no pasó desapercibida, especialmente cuando se cantó la “Salve Sancte Pater”. Tras este himno, tuvo lugar un hermoso encuentro con el director del coro de Sartène, que preserva la herencia musical franciscana mediante el canto polifónico. Durante la velada, hubo muchos intercambios enriquecedores, testimonio de la gratitud de los corsos hacia los franciscanos y el Cardenal.
Esta estancia fue un tiempo de contemplación, de asombro, de descubrimiento de lugares magníficos, de reflexión sobre la presencia de la Iglesia en Córcega y de una mejor comprensión de las realidades locales. Al final llegó el momento de abandonar Córcega, con la promesa de volver el próximo mes de marzo con algunos Hermanos y las reliquias de San Antonio, en el marco de una misión popular.
Fray Jean-François Marie AUCLAIR.