Nicolò Matteo CORTESE nació el 7 de marzo de 1907 en Cherso – Croacia, en aquel tiempo perteneciente al Imperio Austrohúngaro. Frecuentó la escuela primaria en su ciudad natal, donde conoció a los Frailes Menores Conventuales que estaban presentes en la iglesia de San Francisco. En el 1920 fue acogido en el colegio de la Orden en Camposampiero – Padua.

Con el nombre de Fray Placido, cumplió el año de Noviciado en el Convento del Santo de Padua, profesando los votos temporales el 10 de octubre de 1924. El 4 de octubre de 1928, en la Basílica de San Francisco en Asís, emitió la Profesión solemne.
Cumplió el curso de secundaria y el filosófico en Cherso (1925-1927) y los cuatro años de Teología en la Facultad Teológica San Buenaventura de Roma, distinguiéndose por la modestia y amabilidad, virtudes evidentes también a lo largo de su vida.
Fue ordenado Sacerdote en Roma, el 6 de julio de 1930. Transcurrió sus primeros años de sacerdocio (1931-1933) en la Basílica del Santo en Padua. Del mes de diciembre de 1933 a enero del 1937 perteneció a la comunidad ubicada en avenida Corsica en Milán, prestando servicio como Vice párroco en la parroquia de la Beata Virgen Inmaculada y San Antonio, atendida por los Frailes Menores Conventuales.
A inicios del 1937 fue llamado nuevamente a Padua para asumir la dirección del “Mensajero de San Antonio”, encargo que desenvolvió con pasión y competencia hasta el 1943. A su mérito se deben la nueva tipografía que él inauguró a inicios del 1939, así como un notable incremento de asociados, más del doble bajo su dirección.
Todos lo apreciaban por su carácter manso y humilde, siempre sensible a las necesidades de los demás, honrando así el nombre asumido con la profesión religiosa: “Placido” e “Cortese” (plácido y cortés), ¡de nombre y de facto!
Al estallar los acontecimientos bélicos de la segunda guerra mundial, la caridad de Fray Placido resplandecía especialmente. En un primer momento (1942-1943) socorría a los internados eslovenos y croatas deportados en los campos de concentración en Italia, en particular el de Padua-Chiesanuova.
Después del armisticio del 8 de septiembre de 1943, con la ocupación alemana de Padua y el estallido de la furia persecutoria de los nazis, Fray Placido se desvivió por socorrer a los hebreos, a los militares aleados dispersos y a otros perseguidos o buscados.
En Padua, se convirtió en un importante punto de referencia de la red clandestina de salvación, coordinada por los profesores Ezio FRANCESCHINI en Milán y Concetto MARCHESI en Padua, denominada «FRA-MA» por sus iniciales, cuyo objetivo era ayudar a los perseguidos para que llegaran a Suiza.
Aun en medio de esas circunstancias siguió siendo fiel a su compromiso de solidaridad y caridad, manifestándolo en una carta del 1933 mediante una célebre expresión paulina, aplicada a sí mismo: “Caritas Christi urget me” (cfr. 2Cor 5, 14).
Y llegó el domingo 8 de octubre de 1944 cuando, hacia las 13.30 horas, dos agentes de las Fuerzas especiales nazistas preguntaron por él inventándose un pretexto. Sin sospechar nada, subió al automóvil que estaba esperando ante la Basílica del Santo y fue llevado a Trieste, al bunker de la Gestapo en plaza Oberdan, donde fue puesto bajo interrogatorio y torturado brutalmente para intentar sacarle información, inútilmente, especialmente los nombres de sus colaboradores.  Exhausto por los maltratos, al final fue asesinado hacia la mitad de noviembre de 1944 y su cuerpo quemado en los hornos crematorios del campo tristemente famoso “Risiera di S. Sabba” en Trieste.
La aparición de muchos y preciosos testimonios sobre las últimas semanas de vida de Fray Placido y sobre su muerte, en la que se advierten signos de martirio –como ocurrió con San Maximiliano KOLBE-, hicieron posible la apertura de la causa de beatificación y de canonización, con la instrucción diocesana “super martyrio” realizada en Trieste en el 2002-2003, seguida por aquella “super virtutibus” en el 2012. Con este último apelativo se redactó la “Positio”, que recibió el voto favorable de los Consultores históricos de la Congregación para las Causas de los Santos el 31 de enero de 2017. La “Positio super virtutibus”, integrada con el voto de los Consultores teólogos y programada para el mes de marzo de 2020, ha sido aplazada para más adelante, a causa de la emergencia sanitaria Covid-19.
La causa del Siervo de Dios Placido CORTESE interesa no sólo a la Provincia Italiana de San Antonio de Padua (Norte de Italia), sino también a las Provincias de Croacia y Eslovenia, además de algunas Iglesias locales como la de Padua, Trieste, Lubiana-Eslovenia y Krk-Croacia.
Entre los muchos reconocimientos otorgados “post mortem” al Siervo de Dios por diversas autoridades, destaca la Medalla de oro al mérito civil conferida en 2017 por el Presidente de la República Italiana Sergio MATTARELLA. Dicho Presidente, que durante un discurso oficial definía a Fray Placido CORTESE como “mártir”, ha querido rendirle homenaje durante su visita realizada a Padua el 7 de febrero de 2020 deteniéndose ante su Memorial, que corresponde a su confesionario, que durante los años trágicos de la segunda guerra mundial se convirtió en canal para los contactos y las informaciones, con la finalidad de salvar vidas humanas en peligro.
Hombre de Dios por completo, Fray Placido CORTESE defendió sus derechos, especialmente y fuertemente pisoteados en los más débiles y en los perseguidos durante los tiempos dolorosos del segundo conflicto mundial. Fue un intérprete autorizado y fidedigno, en su tiempo, de las obras del Santo de Padua. Escribió una vez a un hermano: “Con seguridad podemos decir que en este pequeño e incansable hermano, latía el corazón intrépido de su Santo predilecto, Antonio de Padua” (Fra Vergilio GAMBOSO, 1964).

Para más información: https://www.padreplacidocortese.org/cortese/

Fray Giorgio LAGGIONI