Fray Wenanty KATARZYNIEC (Józef en el siglo), hijo de Jan y Agnieszka, nació el 7 de octubre de 1889 en Obydów (hoy Ucrania), una pequeña localidad a 46 km de Leópolis. Provenía de una muy pobre familia de campesinos.

Completó tres años de escuela primaria en su pueblo natal, luego continuó sus estudios en Kamionka Strumiłowa, situada a 4 km de distancia. Era un alumno diligente, concienzudo, gentil, ayudaba a sus compañeros de cualquier forma posible. Además de estudiar, trabajaba con sus padres en una pequeñísima granja. Desde pequeño pastoreaba el ganado; aun así el tiempo que pasaba pastoreando lo dedicaba a la oración, especialmente con el Rosario. Con frecuencia decía a sus compañeros: “Todos deberían rezar el Rosario”. Todos los días, antes de las clases, participaba en la Santa Misa.
En el 1903 completó la escuela primaria en Kamionka Strumiłowa y luego frecuentó por un año la escuela profesional de Radziechów. Debido a la situación de pobreza familiar, se sostenía dando clases privadas. Tenía el deseo de comenzar los estudios de sacerdote, pero la situación económica de la familia no permitía la realización de este proyecto. Durante los años 1904-1908 estudió en la escuela magistral de Leópolis. “Estoy estudiando para profesor, pero no lo seré” – decía.
En el verano de 1907 se presentó con los Frailes Menores Conventuales de Leópolis y les pidió ser admitido en la Orden. El Ministro provincial, Fray Peregryn HACZELA, le ordenó completar los estudios magisteriales y aprender el latín, que no enseñaban en la escuela. Esta decisión no lo desanimó y un año después, con el certificado de bachillerato y el conocimiento adquirido de latín, se presentó de nuevo al Ministro provincial y fue admitido en la Orden.
El 25 de agosto de 1908 inició el Noviciado en Leópolis, vistió el hábito franciscano y le fue dado un nuevo nombre: Wenanty. Un año después emitió la Profesión simple e inició los estudios de filosofía y teología en Cracovia. El 8 de diciembre de 1912 emitió la Profesión solemne y el 2 de junio de 1914, después del tercer año de teología, fue ordenado Sacerdote.
El 21 de septiembre de 1914 fue enviado al Convento de Czyszki, donde ejerció la función de Vicario parroquial. Obtuvo el reconocimiento de los parroquianos como predicador y muy apreciado y estimado confesor.
Un año después, no obstante su joven edad, los superiores lo nombraron Maestro de Novicios en Leópolis. Rápidamente fascinó a los Novicios con su gentileza, humildad y grande confianza en la bondad del hombre. Además, daba lecciones de filosofía y griego a los clérigos. También realizó muchas actividades pastorales. Durante el tiempo libre visitaba a los enfermos en una estructura de salud a cargo de las hermanas Josefinas.
A partir del 1918, exhausto por sus varios servicios, su salud comenzó a deteriorarse. Para ayudarlo, los Superiores le dieron un periodo de reposo, primero en Hanaczów y luego en Kalwaria Pacławska, donde murió el 31 de marzo de 1921.
La común opinión de santidad de que gozaba Fray Wenanty durante su vida y después de su muerte, motivó a las autoridades eclesiásticas y religiosas a iniciar el proceso de Beatificación en el 1949.
El 16 de agosto de 1950, sus restos mortales fueron exhumados del cementerio de Kalwaria y trasladados hacia una tumba de piedra cerca de la iglesia, donde había tenido su última predicación como sacerdote.
El 5 de abril de 2016, la comisión de Cardenales y Obispos expresó su parecer positivo sobre la vida y las virtudes del Siervo de Dios, y el 26 de abril de 2016, el Papa Francisco consintió la publicación del Decreto sobre la heroicidad de sus virtudes. Desde ese momento puede ser invocado con el título de Venerable.
El 24 de marzo de 2018 se realizó un nuevo reconocimiento de los restos mortales del Venerable Siervo de Dios y fueron trasladados a la iglesia.
Para Fray Wenanty, la fuente de su celo religioso y sacerdotal estaba en el amor a Cristo presente en la Eucaristía, que se manifestaba, entre otras cosas, en el hecho de que cada hora cuando sonaba el reloj (a las 7, a las 8, etc.) iba a la capilla del Convento para un momento de adoración. “Si queremos encontrar a Dios, sin demora acudamos al Santísimo Sacramento”, decía. Además, practicaba la devoción a la Pasión del Señor, celebrando el Via Crucis cada viernes.
También era profundamente devoto de la Madre de Dios. En sus predicaciones y conferencias de carácter espiritual, a menudo enfatizaba que María, como nuestra Madre espiritual, es mediadora ante Jesús. Con compromiso difundía la Milicia de la Inmaculada y la Asociación de Nuestra Señora de los Dolores.
San Maximiliano M. KOLBE lo apreciaba mucho por su profunda virtud, sobre todo por su modestia y humildad. Así describió nuestro Mártir su actitud de hombre, de religioso y de sacerdote: «No trataba de hacer cosas extraordinarias, sino que realizaba las cosas comunes de manera extraordinaria».

Fray Michał CHYLAK