Formación franciscana – Inspiraciones (parte 23).
Los hermanos sean educados en el buen uso de los medios de comunicación social, los cuales, además de contribuir al desarrollo de la persona, al incremento del conocimiento, al intercambio de informaciones y a la posibilidad de mayores relaciones, son también útiles para la evangelización. Los hermanos hagan uso de ellos con madurez, responsabilidad y moderación, atentos a que a causa de los mismos no se empobrezcan las relaciones con los hermanos del convento y no se ocasione daño a la propia vida consagrada[1].
Uno de los Hermanos implicados en la evangelización en el ámbito digital compartió una reflexión que escuchó de un anciano cirujano. Dijo que la nueva generación de cirujanos es extremadamente hábil manualmente y está especializada en cirugías modernas que se realizan con la ayuda de un robot quirúrgico. En su juventud, jugaron mucho con ordenadores y adquirieron una destreza natural difícil de alcanzar para las personas mayores. Quizá, concluyó, los candidatos actuales a la Orden estén mejor preparados para servir a la gente y evangelizar utilizando los medios de comunicación modernos.
¿Qué son los llamados medios de comunicación de masas? Son herramientas utilizadas para la comunicación social. Los llamamos medios de comunicación social. Incluyen: televisión, prensa, radio, libros, cine, pósteres, internet. Ejercen una amplia influencia sobre los individuos y las sociedades. Moldean la cultura, las costumbres, las modas, las creencias y las opiniones e influyen en la toma de decisiones. Proporcionan información y aclaran situaciones. Se utilizan para trabajar, gestionar los asuntos propios, mantener contactos y relaciones con los demás, satisfacer diversas necesidades, incluidas las lúdicas y recreativas. Cada vez más, los medios de comunicación de masas son una herramienta de comunicación activa y atractiva. Esto significa que el receptor puede interactuar con el emisor, puede convertirse él mismo en comunicador, expresar sus opiniones, influir en las decisiones de los demás. No es un mero receptor pasivo del mensaje, sino que entra en un diálogo. Las herramientas modernas de comunicación están derribando las barreras de las fronteras nacionales y del idioma. Se están convirtiendo en un mundo digital en el que transcurre la vida. Tienen un gran poder de influencia y por ello se las denomina el cuarto poder[2].
Podemos señalar que una herramienta brillante en este espacio es el teléfono móvil. Tenemos acceso rápido a casi todo lo que necesitamos al alcance de la mano. Tenemos fácil acceso a las redes, podemos estar al día de la información de nuestros seres queridos, mantenernos en contacto con gente de todo el mundo. Con los smartphones podemos buscar la información que necesitamos, utilizar programas educativos, la Liturgia de las Horas, las Escrituras, libros, audiolibros y música. En un pequeño dispositivo de bolsillo hay una cámara, traductores de idiomas, mapas, bases de datos, dinero electrónico, billetes de viaje, acceso a juegos y la posibilidad de comprar en tiendas… en otras palabras, un montón de programas útiles y atractivos.
Desde hace más de 60 años, la Iglesia hace un llamamiento a los cristianos sobre la necesidad de utilizar los medios de comunicación de masas para proclamar la Buena Nueva[3]. En la práctica pastoral, los utilizamos cada vez más para la comunicación con los fieles, la promoción vocacional, la liturgia, la reflexión, las conferencias y las charlas. La actividad de la Iglesia en este campo es cada vez mayor[4]. in embargo, cada vez oímos más la llamada a dar un paso más: no sólo a utilizar estas herramientas, sino también a asumir la misión de evangelización en el mundo digital[5]. Es una tarea importante garantizar que el nuevo continente digital esté impregnado del espíritu del Evangelio.
Sin embargo, a veces nos vemos bloqueados por una especie de desconfianza a la hora de dar una respuesta positiva para asumir esta nueva misión. El octavo continente, es decir, el continente digital, inspira miedo. Entramos en este mundo como receptores, y nos sentimos como en un “areópago” donde no vemos a nadie dispuesto a escucharnos (Hechos 17,22. 32). Tenemos miedo de los que nos odian, de los malentendidos y quizá de la falta de profesionalidad. Surgen en nosotros preguntas totalmente justificadas: ¿por qué entrar en tales novedades? ¿No basta con prepararse bien para lo que ocurre en la iglesia: catequesis, homilías diarias, celebraciones, reuniones con grupos? Además, vemos que las redes sociales son peligrosas. Para muchos se convierten en una trampa: quedan atrapados en sus teléfonos móviles, monitores de ordenador y tabletas, etc. Huyen de los contactos reales, se encierran en sus habitaciones y mundos virtuales, llevan una vida de reclusión digital y a veces ésta es la causa de su destrucción humana y espiritual. El nuevo continente puede atraer y crear adicción[6].
Los cristianos estamos llamados a inculturar este espacio. Esto no debe verse como una novedad misionera. Ya hace más de 30 años oímos:
“El primer areópago del tiempo moderno es el mundo de la comunicación, que está unificando a la humanidad y transformándola —como suele decirse— en una «aldea global». Los medios de comunicación social han alcanzado tal importancia que para muchos son el principal instrumento informativo y formativo, de orientación e inspiración para los comportamientos individuales, familiares y sociales. Las nuevas generaciones, sobre todo, crecen en un mundo condicionado por estos medios. Quizás se ha descuidado un poco este areópago: generalmente se privilegian otros instrumentos para el anuncio evangélico y para la formación cristiana, mientras los medios de comunicación social se dejan a la iniciativa de individuos o de pequeños grupos, y entran en la programación pastoral sólo a nivel secundario. El trabajo en estos medios, sin embargo, no tiene solamente el objetivo de multiplicar el anuncio. Se trata de un hecho más profundo, porque la evangelización misma de la cultura moderna depende en gran parte de su influjo. No basta, pues, usarlos para difundir el mensaje cristiano y el Magisterio de la Iglesia, sino que conviene integrar el mensaje mismo en esta «nueva cultura» creada por la comunicación moderna. Es un problema complejo, ya que esta cultura nace, aun antes que de los contenidos, del hecho mismo de que existen nuevos modos de comunicar con nuevos lenguajes, nuevas técnicas, nuevos comportamientos sicológicos. Mi predecesor Pablo VI decía que: «la ruptura entre Evangelio y cultura es sin duda alguna el drama de nuestro tiempo»; y el campo de la comunicación actual confirma plenamente este juicio”[7].
¿Qué pensamos de esto los franciscanos? Si nos fijamos en la vida de San Francisco de Asís, veremos que tras su conversión se sintió atraído por la vida contemplativa. Es lo que emprendió Santa Clara y lo que algunos de sus seguidores llevaron en eremitorios. Francisco quería hacer la voluntad del Señor, aunque fuera en contra de sus preferencias personales. Así que envió al Hermano Matías a preguntar al Hermano Silvestre, que vivía en soledad, y a la Hermana Clara cuál era su discernimiento en este asunto. Curiosamente, eligió como instrumentos de discernimiento a quienes llevaban una vida contemplativa. Recibió de ellos una respuesta nada tendenciosa: El Señor quiere que predique, porque no ha sido llamado para sí mismo, sino para que le lleve el fruto de las almas de los hombres y para que muchos sean ganados para Él a través de él[8]. Aunque vemos que Francisco permanece a menudo en ermitas, su vida se caracteriza por los constantes viajes para predicar el Evangelio. Cuando no puede viajar por enfermedad o dolencia, escribe cartas. Envía a sus frailes a diversas partes del mundo para predicar la Palabra allí donde él mismo no puede ir.
Me pregunto qué haría San Francisco en la era de Internet. Probablemente no es gratuito que entre los santos patronos asociados a los medios de comunicación social tengamos a los vinculados a la espiritualidad franciscana: Santa Clara (patrona de la televisión) y, más contemporáneo a nosotros, San Maximiliano. Ellos nos recuerdan la necesidad de utilizar los medios de comunicación de masas para la evangelización. Además, los Hermanos Menores Conventuales siempre hemos sido sensibles a las necesidades de la Iglesia. La invitación es a dar un paso más. No sólo llegar a los medios de comunicación de masas, sino emprender nuevas misiones en el entorno digital[9].
¿Cómo hacerlo? En el pasado, muchos Conventos tenían una portería a la entrada. Allí se podía encontrar a un Hermano que era el primer contacto con quienes buscaban diversas formas de ayuda y contacto con otros Hermanos. Me pregunto si es posible en nuestras comunidades abrir una portería así para el octavo continente. ¿Podemos replantearnos cómo impregnar este mundo con las personas que encontramos en la calle e incluso con aquellas a las que quizá nunca veamos físicamente? San Francisco nos envía, como a sus primeros Hermanos, a predicar en diversas partes del mundo. Nuestra espiritualidad franciscana se presta a este tipo de trabajo. Será ciertamente una gran ayuda si no sólo no molestamos, sino que apoyamos a nuestros jóvenes Hermanos que, como los cirujanos modernos, conocen mejor el terreno del continente que es su patria[10].
Fray Piotr STANISŁAWCZYK
Delegado general para la formación.
[1] Constituciones OFMConv, Roma 2019, art. 66 §3.
[2] Cf. Czwarta władza, Wikipedia, https://pl.wikipedia.org/wiki/Czwarta_władza, (26.11.2024).
[3] Cf. Światowy Dzień Środków Społecznego Przekazu. Historia i idea,
https://mediadlaewangelii.pl/content.php?ContentId=55. (26.11.2024).
[4] Cf. Ks. Janusz Chyła, Ewangelizacja cyfrowego kontynentu, w: Kultura – Media – Teologia 23(2015), ss.67-79), https://cejsh.icm.edu.pl/cejsh/element/bwmeta1.element.desklight-336b7d4f-6031-4ff8-bf72-7152f7925520/c/kmt_2015_22_chyla_t5PyB2X.pdf. (26.11.2024).
[5] Cf. Ks. Maciej Flader, Inkulturacja wiary w „cyfrowy kontynent”, w: Teologia i człowiek, 47(2019)3, ss. 129-144, https://apcz.umk.pl/TiCz/article/download/TiCz.2019.033/18519/52437, (26.11.2024).
[6] Cf. Papa Francisco, Exhortación apostólica postsinodal Christus vivit a los jóvenes y a todo el pueblo de Dios, Loreto 25.03.2019.
https://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20190325_christus-vivit.html. Nr. 90. (26.11.2024).
[7] Juan Pablo II, Encíclica Redemptoris missio sobre la permanente validez del mandato misionero, Roma 7.12.1990, n. 37c.
https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_07121990_redemptoris-missio.html. (26.11.2024).
[8] Cf. Leyenda Mayor XII; Florecillas XVI.
[9] Cf. Misjonarze w środowisku digitalnym w: Kościół synodalny w misji, Sprawozdanie podsumowujące. XVI zwyczajne zgromadzenie ogólne synodu biskupów. Pierwsza sesja (4-29 października 2023), nr 17, https://www.synod.va/content/dam/synod/assembly/synthesis/polish/POL-Synthesis-Report.pdf. (26.11.2024).
[10] Cf. Benedetto XVI, “Nuove tecnologie, nuove relazioni. Promuovere una cultura di rispetto, di dialogo, di amicizia”, Messaggio per la XLIII Giornata mondiale delle comunicazioni sociali, Vaticano 24 gennaio 2009. https://www.paulus.org.pl/224,43-sdssp-benedykt-xvi-2009. (26.11.2024).