10. Orientación misionera de la vida

Aunque los primeros intentos de nuestro Seráfico Padre por predicar el Evangelio a los paganos hayan sido infructuosos, hay que decir que la “orientación de vida” que le caracterizaba y que consiguió inculcar a los hermanos era profundamente misionera.

Francisco mira la vida misionera a través de una vida inmersa en el Evangelio, revestida de minoridad y pobreza, que saca su fuerza de la adoración del Señor y que es testimonio de la Buena Nueva a partir de la fraternidad. Acogía las palabras de Jesús como directrices para su vida. No contaba con ninguna seguridad material. Estaba lleno de alegría espiritual. Mirando al Maestro, quiso reflejar lo más fielmente posible su misión en su vida. Al contemplar a Cristo encarnado y crucificado, sentó las bases de su comprensión de la misión. Exhortaba a los hermanos a tratar su vocación sobre todo como un don para la salvación de los demás: “Consideremos, hermanos queridos, nuestra vocación, a la cual por su misericordia nos ha llamado el Señor, no tanto por nuestra salvación cuanto por la salvación de muchos otros, a fin de que vayamos por el mundo exhortando a los hombres más con el ejemplo que con las palabras, para moverlos a hacer penitencia de sus pecados y para que recuerden los mandamientos de Dios” (Leyenda de los Tres Compañeros X, 36).

Del hecho de la muerte y resurrección de Cristo se desprende la verdad suprema que Francisco deseaba vivir: conquistar las almas para Jesús, para que Él les conceda la salvación. Esta verdad motivaba su oración, su predicación y su testimonio. Buscaba inculcar este mismo deseo a sus hermanos, sintiéndose enviado con ellos a luchar por las almas, esas por las que también el diablo combatía.

Con esta actitud, el Seráfico Padre mostró al mundo el rostro materno de la Iglesia. La actividad misionera, estimulada por el deseo de abrazar a cada persona con amor, siguiendo el ejemplo de una madre que ama a cada uno de sus hijos, debe fructificar al final de los tiempos en forma de personas convertidas, nacidas a la vida eterna por su oración, penitencia y predicación.

Fray Dariusz MAZUREK, Delegado general para la animación misionera

Basado en:
Esser K., Temas espirituales, Oñate (Guipúzcoa) 1980.
Hubaut M., Francisco y sus hermanos, un nuevo rostro de la misión, SelFr 34 (1983) 9-21.
Mazurek D., Św. Franciszek z Asyżu a misje wśród niewiernych(San Francisco de Asís y las misiones entre los infieles), en: W Nurcie Franciszkańskim, 8 (1999), 109-119.
Wczesne źródła franciszkańskie, t. I-II, Warszawa 1981.
Wiśniowski G., Działalność misyjna Zakonu Braci Mniejszych (La actividad misionera de la Orden de Hermanos Menores), [b.m. i r.wyd.; druk powiel.].

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