7. La actividad de predicación de los hermanos

 Los hermanos, según confirman los religiosos de la época, especialmente los benedictinos, tenían la costumbre de predicar sobre todo los días de fiesta y los domingos. En estos días visitaban especialmente las Parroquias, o se hacían presentes entre los fieles en otras asambleas, donde llegaban fácilmente a sus corazones, porque las palabras que pronunciaban estaban sostenidas por una vida mortificada y santa.
En general, podemos decir que la predicación se caracterizaba por la humildad y la pequeñez, lo que en latín se llama minoritas. Por eso Francisco advertía a los hermanos de no apropiarse del don del ministerio de la Palabra, pues esto podía ocurrir cuando alguien buscaba su propia gloria a través de la predicación. En cambio, tenía predilección por los que no la buscaban y, después de predicar la Palabra, se retiraban sin esperar la adulación de los demás.
La clericalización de la Orden no estuvo exenta de problemas, pues cuando la predicación de la Palabra iba unida al ministerio sacramental, los hermanos entraban en conflicto con el clero diocesano. Algunos quisieron resolver este problema mediante privilegios, pero Francisco no estaba de acuerdo: “Mando firmemente por obediencia a todos los hermanos que, dondequiera que estén, no se atrevan a pedir documento alguno [de privilegio] en la Curia romana, ni por sí mismos ni por interpuesta persona, ni para la iglesia ni para otro lugar, ni con miras a la predicación, ni por persecución de sus cuerpos” (Testamento 25).
La actividad de predicación de los hermanos los distinguía en su servicio a la Iglesia. No se entendía sólo como una norma, sino también como su defensa. De hecho, Francisco se sometió a la autoridad de la Iglesia en materia de predicación, mientras que otros movimientos religiosos no lo hicieron y, predicando doctrinas erróneas, no podían ser aprobados por la Iglesia y al mismo tiempo se convertían en heréticos. En el caso de Francisco, la predicación no sólo dependía del permiso del Obispo, sino también del permiso del Párroco, sin cuya aprobación no osaba predicar.
Con el tiempo, la actividad de predicación de los hermanos ha tenido también un impacto concreto en la presencia de comunidades franciscanas en muchos países europeos. Este servicio apostólico, ya en los primeros años de existencia de la Orden, incluso en la época de San Francisco, condujo a su expansión. Un ejemplo, y no el único, que ilustra bien esta situación, es la presencia de hermanos en casi toda Italia (1207-1217), y a partir del 1217 en muchos países europeos importantes: en Francia y España (1217), en Dalmacia y Hungría (1219-1221), en Alemania (1221) y en Inglaterra (1224).

Fray Dariusz MAZUREK, Delegado general para la animación misionera.

Basado en:

DI FONZO W., ODOARDI J., POMPEI A., Bracia Mniejsi Konwentualni. Historia i życie (1209-1976), Niepokalanów 1988.
ESSER K., El testamento de san Francisco de Asís, Oñate (Guipúzcoa) 1981.
ESSER K., La orden franciscana. Orígenes e ideales, Oñate (Guipúzcoa) 1976.
ESSER K., Temas espirituales, Oñate (Guipúzcoa) 1980.
IRIARTE DE ASPURZ L., Vocación franciscana, Valencia 1975.
MICÓ J., Los hermanos vayan por el mundo. El apostolado franciscano, SelFr 62 (1992) 213-238.
Pisma świętego Franciszka i świętej Klary, Warszawa 1992.

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