Escribe San Francisco en la Rnb: “Todos los hermanos… recen (…) todos los hermanos ayunen…”[1]. Ciertamente esto responde a la enseñanza y mandato del Señor: “Esta clase de demonios no puede salir sino con ayuno y oración (cf. Mc 9,29); y de nuevo: Cuando ayunen, no pongan cara triste como los hipócritas (Mt 6,16)”.[2]

En la reflexión anterior hemos hablado del seguimiento de Jesucristo dentro de la espiritualidad franciscana. Seguir al Maestro implica, sobre todo al inicio de nuestro camino, luchar y vencer ciertos demonios. Francisco conoce muy bien el corazón de los hombres y sabe que seguir un estilo de vida basado en el Evangelio no es fácil, pues implica una lucha contra nuestros demonios internos, que sólo pueden ser vencidos con la oración y el ayuno.
Y antes de que acuses a esta reflexión de oscurantista o retrógrada, pregúntate cuáles son esos demonios internos que te quitan la paz: ¿el miedo? ¿La ansiedad? ¿La búsqueda de vanagloria y de poder?

Escribe el Pobre de Asís:

Hay muchos que, perseverando en oraciones y oficios, hacen muchas abstinencias y mortificaciones corporales, pero, por una sola palabra que les parezca injuriosa para sus cuerpos o por alguna cosa que se les quite, escandalizados enseguida se perturban. Estos no son pobres de espíritu, porque quien es de verdad pobre de espíritu, se odia a sí mismo y ama a aquellos que lo golpean en la mejilla[3].

Si la oración y el ayuno no van sostenidos por la humildad, entonces son vanos, “Vanidad, pura vanidad”[4], o simple superficialidad. El capítulo III de la Rnb nos invita a retomar un estilo franciscano de oración, un estilo particular de hacer penitencia, que no se basa solamente en prácticas externas sino en un profundo camino de conversión continua, que implica la lucha contra nuestros demonios internos.
Pero todos aquellos que no viven en penitencia…” escribe san Francisco a los fieles[5], a veces traducimos ayuno por penitencia, y nos olvidamos de que esta palabra encierra un mensaje mucho más profundo que el de “comer o no comer carne los viernes” o durante los periodos que el Santo de Asís especifica en la Rnb. Pero, ¿qué es entonces “hacer penitencia”? ¿Qué relación puede tener esta palabra con el capítulo III que estamos reflexionando? ¿Qué es hacer penitencia para un franciscano del siglo XXI, fuera y lejano del contexto en que vivió san Francisco de Asís?

Pues las respuestas a estas preguntas las reflexionaremos en el próximo artículo.

Fray Elio J. ROJAS


[1] Cf. Rnb III.
[2] Cf. Rnb III, 1.
[3] Adm XIV, 2-4.
[4] Cf. Qo 1,2.
[5] Cf. CtaF1 II, 1.