En el capítulo IV de la Rnb, San Francisco habla de la relación que el superior debe tener con los hermanos y los hermanos con el superior. Entre las palabras y frases que utiliza, como servicio y obediencia, amonestar y confortar, Francisco escribe la clave para una sana relación fraterna: No hagas a nadie lo que no te agrada a ti [1]. Esta regla de oro nos ayuda a reflexionar sobre el modo en que estamos viviendo nuestras relaciones.

Como hemos señalado anteriormente, San Francisco conoce muy bien el corazón del hombre y sabe que la fraternidad no es empresa fácil, pero si tan sólo pusiéramos en práctica dicho consejo, seguramente nos ahorraríamos muchos disgustos o desilusiones.
A veces esperamos o exigimos de los demás ciertas actitudes, reacciones o acciones que no pueden darnos o, en el peor de los casos, que ni siquiera nosotros somos capaces de dar.
Iniciamos nuestra reflexión con la siguiente frase: La regla y vida de estos hermanos es ésta…[2], es decir, que todos somos hermanos y que no debería haber entre nosotros “hermanos más hermanos que otros”. Volver a las fuentes, reflexionar nuevamente sobre lo escrito en la Rnb, nos invita a contemplar este capítulo desde el “ser menor” (la minoridad) y la “fraternidad”, las dos columnas de nuestra espiritualidad.
Vivir la fraternidad es la clave para vivir el “ser menor” y, a su vez, el “ser menor” sólo puede vivirse en “fraternidad”. Profundizaremos estos temas en el próximo artículo.
Todo cuanto queréis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos [3], escribe san Francisco citando a San Mateo (7, 12). Sabemos que Francisco fundamenta toda la Regla en la Palabra de Dios, y es a partir de ella que pide y exige a los hermanos que vivan la fraternidad. En esta misma línea, el Pobre de Asís escribe:

Bienaventurado el hombre que soporta a su prójimo según su fragilidad en aquello en que querría ser soportado por él, si estuviera en un caso semejante[4]

800 años atrás Francisco escribía la Rnb, un texto que, como podemos ver, resulta muy actual. La fraternidad es posible aquí, allá y en cualquier parte del mundo si tomamos estas claves fundamentales que el Pobre de Asís nos aconseja y las vivimos.
Hasta la próxima reflexión.

Fray Elio J. ROJAS


[1] Tb 4, 15.
[2] Rnb I, 1.
[3] Rnb IV, 4.
[4] Adm XVIII, 1.